Un nuevo layering en exceso en el que la creatividad es el pilar fundamental. Un gesto que, además, reivindica el poder de la joyería
El gesto más repetido en la joyería, el layering o mixing, es el mismo que no paras de ver una y otra vez en tu feed de Instagram, cada vez que entras a Pinterest o cuando, por casualidad, entre tanta información que consumimos en TikTok aparece un vídeo interesante. Hemos inaugurado el 2024 con toda una colección de tendencias virales, gestos que colocan a la joyería en un primer plano, regresos y clásicas piezas que se ven hoy con nuevos ojos. Pero, ¿qué tiene de nuevo el layering del momento? La forma en la que creamos ese mixing perfecto.
Las maxi piezas serán las joyas por excelencia de este 2024 y es que, como ya adelantamos, el maximalismo conquista de nuevo el joyero de la temporada jugando con tamaños exagerados y diseños extravagantes. Una tendencia que incluso ha llegado hasta la alfombra roja, puesto que los Globos de Oro 2024 fueron prueba de ello a través de maxi pendientes, earcuffs, anillos y collares.
Pues bien, este regreso es importante para entender el nuevo manual de estilo en cuanto a layering se refiere. Y es que, hasta entonces, este mix&match se creaba sobretodo en collares, buscando un equilibrio entre longitudes y tamaños, también en pulseras o en anillos, aunque siempre teniendo presente ese equilibrio de tamaños.
El nuevo mixing no entiende de equilibrios ni de tamaños, únicamente de personalidad y carácter. Y esta es la clave para poner en práctica el nuevo layering del momento y lucirlo sin miedo. Las piezas maxi se apilan unas encimas de otras, los segundos agujeros no entienden de reglas y puedes combinar cualquier pendiente a tu estilo, mientras que los anillos continúan con su máxima de «más es más». Todo ello bajo una estética en la que no se pierde la elegancia o en la que piezas de calidad y con un diseño original son fundamentales, en un gesto de estilo que se está viendo, sobre todo, a nivel internacional.
En definitiva, un nuevo layering en exceso, que no entiende de reglas ni de límites, y en el que la creatividad es el pilar fundamental. Un gesto que, además, reivindica el poder de la joyería para elevar un estilismo o para transmitir personalidad sin necesidad de recurrir a nada más.