La gran apuesta de marcas jóvenes por el fabricante nacional Sikno inicia una transformación en el sector
El sector joyero vive una transformación con nuevas generaciones que suben un escalón y se convierten en ejemplo de como el futuro de esta industria sí puede ser una realidad. Más allá de campañas perfectas y una imagen atractiva, que también es importante si hablamos sobre todo de los consumidores más jóvenes, en ocasiones se nos olvida esas ramas que definitivamente caracterizan al sector joyero: la fabricación nacional, la sostenibilidad y la mejor calidad en cada pieza. El panorama del sector joyero es hoy muy distinto y nuevos jugadores le están dotando de un importante crecimiento con el objetivo de que todos convivan en la misma industria.
Marcas jóvenes, con otros conceptos y más carácter, se hacen un hueco en el sector joyero y retoman el hilo de lo que es la tradición joyera y la fabricación nacional. “Las marcas necesitan un producto de calidad y es muy difícil hacerlo en otro sitio, tienes que desplazarte o buscar una colaboración que va más allá de un pedido; una de las características más importante de estas marcas es que no son especialistas en el producto, tienen ideas y una estrategia para conectar con el cliente, pero no tienen el conocimiento del sector por ello, desde Sikno, les ayudamos y aconsejamos, trabajamos en conjunto dentro de sus necesidades para dar con un producto que tenga durabilidad, que sea responsable y con la trazabilidad de las materias primas”, nos cuenta Juan José Gil cuando hablamos con él sobre el incremento de estas marcas jóvenes que apuestan por una producción nacional, concretamente por Sikno, como son Small Affaire, Singularu o Dos Primeras. Marcas con personas detrás que “apuestan por la fabricación nacional, un punto que se valora cada vez más por parte de sus consumidores” y transforman el sector sin perder su tradición, sus técnicas y su sensibilidad.
Una nueva forma de entender el sector
Sin prejuicios, con ambición y apostando por joyería slow gracias a empresas fabricantes con sello nacional; así podríamos definir esta transformación encauzada por marcas que tienen un escenario digital o que se han lanzado también a la tienda física, con las ideas claras y una buena estrategia que, además, impulsan la producción en España y, por lo tanto, la calidad y la durabilidad de una joya. Una tradición renovada que da una nueva vida a las raíces joyeras. “Llevamos trabajando desde el 2015 con Sikno; siempre hemos buscado relaciones a largo plazo y cercanas, por ello creo que tener una fábrica a nivel nacional te permite esto. Colaboramos junto con Sikno en la agilidad, la comunicación y cualquier mejora o problema”, nos cuenta Cristina Aristoy de Singularu.
Esta transformación es, al mismo tiempo, una gran evolución que no debemos perder de vista ya que inician la conquista del futuro. “A nivel general, nosotros hemos acabado el año con un 40% más de pedidos gracias a clientes nuevos y acompañado también por el crecimiento de estas marcas, como por ejemplo Singularu, que comenzamos haciendo pequeñas tiradas y ahora estas mismas a veces superan las 500 unidades. Tenemos más empresas españolas que nos buscan para desarrollar su marca, marcas pequeñas que van creciendo y que refrescan el mercado, así como la forma de entender la joyería, acercándose al mismo tiempo a las nuevas generaciones, un target que hemos perdido y que gracias a ellas volvemos a tener cerca”, añade Juan José. Y es que, la fórmula de estas marcas se representa en la actitud y en su propia forma de entender el sector joyero, confiando al mismo tiempo en una empresa que les aporte desde esos conocimientos desconocidos, hasta tendencias y técnicas posibles para un mejor resultado. Es decir, dejan a un lado los patrones propios de esta industria para actuar bajo los suyos propios, confiando en especialistas del sector que, juntos, cambian las reglas.
“Llevamos 10 años fabricando en España y decidimos cambiar de taller porque el que teníamos se nos quedaba pequeño. Dimos con Sikno y vimos sus instalaciones, su maquinaria, como trabajaban y gestionaban los pedidos, la calidad y la variedad de materiales que tienen y no lo dudamos. Ya llevamos cuatro años trabajando con ellos y estamos muy contentos”, afirma Nuria Blazquez de Small Affaire.
Sostenibilidad y futuro van de la mano
Estas marcas joyeras que se han acomodado en la mente del consumidor, han llegado para quedarse en un nuevo escenario en la industria joyera con un claro mensaje: la fabricación nacional y la sostenibilidad pueden ir de la mano. Dos claves que son un potencial si hablamos de futuro.
“Nosotros trabajamos mucho este concepto y lo hacemos porque queremos diferenciarnos del resto de competidores, sobre todo a nivel asiático. Tenemos el certificado de RJC y estamos terminando el certificado 14001. Y esta apuesta también la hacen estas marcas, buscando la misma diferenciación”, afirma Juan José.
Mientras Sikno se adapta a las necesidades de estas jóvenes marcas y apuesta por ellas, este tándem coloca en primer plano el slow jewelry sin dejar de lado las tendencias o la parte más creativa del sector. “Nosotros entendemos que la joyería debe estar constantemente renovándose. A partir del 2008, y con la gran crisis en la joyería de oro, en lugar de reinventarnos acudimos al extranjero para acabar teniendo todos el mismo producto. Esto nos ha llevado a una escalera sin fin; y ahora que llegan estas nuevas marcas nos demuestran que esto puede ser de otra forma, que se puede trabajar producto con un precio y una calidad diferenciada y, al mismo tiempo, buscando la durabilidad del producto. Cómo el sector se está reactivando gracias en parte a estas empresas dice mucho de por donde se dirige el sector; quizás, lo que falta es que los que en su día fueron pioneros y ahora son los profesionales tradicionales apuesten también por este método de trabajo, por la sostenibilidad y la trazabilidad. El consumidor de joyería lo agradecerá”, afirma Juan José. Y así, se puede encontrar la sinergia perfecta para convivir todos en un sector con una larga trayectoria y prometedor futuro.
“Las cosas evolucionan. Somos muchas las marcas que fabricamos en España y cada vez se la da más importancia a la calidad y trazabilidad. Los consumidores han cambiando las normas”, añade Nuria Blazquez.
“En España el sector joyero ha sido muy fuerte; ha bajado un poco pero con marcas como la nuestra queremos rejuvenecerlo. También creemos que es necesario una innovación en tecnología y con marcas como nosotros, que apuestan por la fabricación española, podemos ayudar a que estas fabrican inviertan en maquinaria”, añade Cristina Aristoy.
“Seguiremos apostando por este tipo de marcas sin olvidarnos de los clientes tradicionales; es muy gratificante desarrollar todo el proceso con ellos y asesorarles en todo momento para crear colecciones exclusivas”, concluye Juan José Gil.