Las nuevas generaciones tienen mucho que ver en como la industria joyera está cambiando
En lo que va de año, el oro no ha hecho más que registrar récords tanto en su valor por onza, alcanzando innumerables máximos históricos, como por registrar su mayor subida desde 1979. De cara a la campaña de Navidad, esta revalorización puede ser un valor añadido a la hora de invertir en joyería de oro; de hecho, cada vez son más los consumidores que apuestan por joyas de oro que perduren en el tiempo, sobretodo esos nuevos consumidores que han adoptado unos hábitos de compra muy diferentes a los que conocíamos, movidos por intereses de sostenibilidad, calidad, valores y sentimientos.
El oro se disparó registrando máximos históricos ya desde principios de año, llegando a revalorizarse un 32% en 2024 frente a la cotización de 125% registrada en 1979. Si repasamos los motivos que han llevado a que la cotización del metal dorado se dispare tanto, podemos hablar de políticas monetarias, el incremento en la incertidumbre por la situación geopolítica, una desaceleración económica mundial, las elecciones estadounidenses o las guerras entre Oriente Medio y entre Rusia y Ucrania. Y, como ya sabemos, estos contextos siempre mueven a los inversores a invertir en algo que les proteja frente a amenazas que, en este caso, sería el oro. Y, si hablamos de la carrera alcista que está teniendo el oro, recordamos que recientemente ya superó los 2.700 dólares por onza, conquistando la cota de, concretamente, 2.714 dólares y subiendo, en una mañana, un 0.8%. Y este no ha sido el último máximo histórico, ya que el pasado 31 de octubre, el coste del oro superó la marca de los 2.790 dólares por onza, su nivel histórico más alto; en el momento en el que se colocó en su récord este jueves, el oro sumaba un incremento respecto a doce meses antes del 25%.
Así que sí, se puede decir que este año ha vuelto a ser el de la fiebre del oro, un metal que siempre se ha visto respaldado por el sector de la joyería y los bancos centrales de los países emergentes y que ahora es un valor añadido también para inversores y pequeños inversores. De hecho, los movimientos futuros de este metal dependerán, en parte, de cómo actúen estos inversores.
Una navidad dorada
Consolidado como una opción refugio para los inversiones, en la industria de la joyería, el metal dorado también se está apreciando con otros ojos gracias, en parte, a los nuevos consumidores. Una generación millennial que, como ya anunciamos, cambiaría sus hábitos de consumo para interesarse más por un nuevo lujo sostenible y una joyería premium de calidad.
Sin renunciar a diseños que marquen la diferencia, (la personalización vive uno de sus mejores momentos), esta campaña navideña puede ser un halo positivo para la industria joyero si se tienen en cuenta las nuevas tendencias de consumo. A priori, la situación actual del oro puede parecer negativa, encareciendo los gastos y perdiendo ventas pero, lo cierto es que también puede ocurrir todo lo contrario.
Las tendencias de consumo apuestan por consumidores más diversificados, cada uno con sus ideas claras y sus gustos, conociendo muy bien cuáles son sus intenciones de compra y qué les mueve a la hora de invertir en un nuevo producto, en este caso, una joya. Por ello, las joyas de oro ya no son únicamente cosa de generaciones más mayores o de piezas heredadas, las nuevas generaciones tienen mucho que ver en como la industria joyera está cambiando.
Por algo son cada vez más las marcas que apuestan por incluir en sus colecciones lineas exclusivamente de oro, ofreciendo a sus clientes las dos opciones, tanto joyería en plata como en oro ateniendo precisamente a las necesidades de ese consumidor cada vez más diferenciado. Y las joyas de oro ya no solo se aprecian como un valor refugio, sino que más bien como una inversión personal duradera, para tener en el joyero esa pieza especial que se mantendrá en el tiempo.
