El precio del oro es un tema de gran preocupación para los joyeros. En febrero, superamos la barrera de los 90 €/g, y con algunas oscilaciones, nos dirigimos hacia los 100 €/g. La gran pregunta es: ¿Qué podemos hacer? Las respuestas son diversas, pero lo más importante es la actitud con la que afrontamos esta situación. Podemos limitarnos a ser espectadores, observando la subida del metal, esperando a que baje su precio, algo poco probable, o podemos tomar medidas para optimizar su uso y explorar nuevas estrategias.
Este artículo es una continuación de nuestras anteriores publicaciones, en las que hemos abordado estrategias para reducir las pérdidas de metal y optimizar su aprovechamiento. En esta ocasión, ampliaremos esas ideas y exploraremos alternativas viables para minimizar el impacto del alto coste del oro.
Reducir las pérdidas: cada décima cuenta
Para visualizar el impacto de las pérdidas, basta con calcular el coste de una décima de gramo de oro: casi 10 €. Minimizar las pérdidas puede marcar una gran diferencia a corto y largo plazo. Algunas medidas clave incluyen:
- Utilizar mesas de trabajo con aspiración para recolectar limaduras y partículas de metal.
- Implementar cabinas de repaso con aspiración para evitar la pérdida de material durante el lijado y pulido.
- Instalar lavamanos específicos, ya que las partículas de oro se adhieren a la piel y de esta forma las po- demos recuperar, así como todas las aguas del taller.
Estas pequeñas prácticas pueden generar un impacto significativo en la optimización del material, como mencionamos en publicaciones anteriores sobre la recuperación de metales en el taller.
Explorar alternativas: aleaciones de menor quilataje y el platino
Otra estrategia es trabajar con aleaciones de menor quilataje, como 14 Kt o 9 Kt, que mantienen la calidad y reducen costos. También se puede considerar una alternativa interesante: trabajar con platino, un metal noble cuyo precio es similar al del oro hace una década. Para evaluar su viabilidad, analizaremos cada metal por separado comentando tres aspectos: coste, durabilidad y técnica de trabajo.
Oro Blanco
- Coste. El oro blanco es una aleación de oro amarillo combinada con metales como cobre, paladio, níquel y zinc. Esta combinación altera su apariencia y mejora su resistencia. Su color natural es beige plateado, por lo que es imprescindible aplicar un baño de rodio para darle un tono más brillante y uniforme.
- Durabilidad. El oro blanco es resistente, pero presenta ciertas vulnerabilidades. Al igual que el oro amarillo, es propenso a corrosión bajo tensión, abolladuras y rayones. Además, el baño de rodio se desgasta con el tiempo, por lo que requiere mantenimiento periódico para conservar su brillo característico.
- Técnica de trabajo. El oro blanco es relativamente fácil de trabajar gracias a su baja temperatura de fusión que ronda los 926 °C, su maleabilidad está sujeta a la aleación que utilicemos. Sin embargo, su composición afecta a su manipulación: una mayor proporción de níquel endurece la aleación, pero puede dificultar el trabajo, mientras que el paladio aporta ductilidad y una mayor facilidad de manejo.
Platino
- Coste. El platino se encuentra en aleaciones como platino-rutenio, platino-iridio y platino-cobalto. Históricamente, ha sido más caro que el oro blanco, pero la reciente subida del precio del oro ha reducido esta diferencia. Su color natural es un gris frío y sofisticado, que no requiere baño de rodio ni tratamientos adicionales.
- Durabilidad. El platino es conocido por su extraordinaria resistencia. A diferencia del oro blanco, no sufre corrosión bajo tensión, lo que garantiza una estructura sólida a largo plazo. Aunque es susceptible a rayarse, estos arañazos no eliminan material, sino que lo desplazan, lo que permite conservar su peso y volumen con el tiempo.Los engarces de platino son particularmente resistentes: las garras duran más y requieren menos mantenimiento que las de oro blanco, lo que lo convierte en una excelente opción para piezas con piedras preciosas.
- Técnica de trabajo. El platino plantea ciertos desafíos técnicos. Su alto punto de fusión (1.926 °C) requiere equipos especiales como por ejemplo oxhídrico SR- 800 de Technoflux, que nos permite fundir platino. No obstante, una vez trabajado, ofrece notables ventajas:
- No presenta fallos en las soldaduras, ya que su resistencia asegura una durabilidad excepcional.
- Los engarces de platino son más seguros, manteniendo mejor su forma y evitando que las piedras se aflojen con el tiempo.
- Su pulido es más complejo, debido a su densidad y resistencia al desgaste, lo que exige mayor habilidad para conseguir un acabado impecable.

Conclusión: Acciones para adaptarse al nuevo escenario
Ante la creciente escalada del precio del oro, es imprescindible adoptar estrategias inteligentes para optimizar los recursos y explorar nuevas opciones:
- Reducir las pérdidas de material mediante sistemas de aspiración y recuperación, como se mencionó en anteriores publicaciones.
- Trabajar con aleaciones de menor quilataje, manteniendo calidad y reduciendo costos.
- Considerar el platino como alternativa viable, aprovechando su resistencia, seguridad en engarces y estabilidad de precio.
Tanto el oro blanco como el platino son opciones de alta calidad y belleza en joyería. La clave está en conocer sus diferencias y ventajas para tomar una u otra opción y ofrecer a los clientes piezas que no solo sean visualmente impactantes, sino también una inversión sólida y duradera.
