El Antwerp World Diamond Centre (AWDC) ha afirmado, a través de un comunicado, que Amberes no debe ser el único «nodo en bruto» para el sistema de certificación G7 destinado a eliminar los diamantes rusos
Controlar el mercado de los diamantes rusos sigue siendo una preocupación y Amberes ha sido la última en mover ficha para llevar a cabo unas sanciones con sentido. En los últimos meses, el G7 y la Unión Europea han estado gestando las sanciones pertinentes para evitar el comercio de estos diamantes y el pasado 1 de marzo entró en vigor una de ellas: la de importar diamantes sueltos extraídos de Rusia de 1 quilate o más. Desde entonces, el cómo se llevaría esto a cabo ha sido la preocupación de muchos profesionales de la industria.
El plan del G7 y la Unión Europea requiere que todos los diamantes destinados a un país del mismo G7 se certifiquen en Amberes, aunque esta opción no parece una buena idea para todos. Además, desde el pasado 1 de marzo se está llevando a cabo el piloto de certificación del G7, supervisado por el Antwerp World Diamond, que contrató a GIA quien, a su vez, reclutó a la empresa de tecnología de diamantes Everledger. Esta certificación será opcional de marzo a agosto y podría servir como la «evidencia documental de la cadena de suministro” requerida para los importadores durante el interregno previo a septiembre. El 1 de septiembre, el uso del sistema de certificación del G7 podría pasar a ser obligatorio.
Ahora, el Antwerp World Diamond Centre (AWDC) ha afirmado, a través de un comunicado, que Amberes no debe ser el único «nodo en bruto» para el próximo sistema de certificación G7 destinado a eliminar los diamantes rusos. Otro nodo podría ser, como ha afirmado la directora ejecutiva interina de AWDC, Karen Rentmeesters, países productores como Botsuana, lo que permitiría a esas naciones verificar el origen de sus propios diamantes. Además, Botsuana también es un centro de clasificación para la producción de De Beers, y es posible que un nodo allí también pueda verificar esos productos
Mientras tanto, se espera que las naciones miembros del G7 y la Unión Europea lleguen a una conclusión en septiembre, momento en el que entra en vigor la siguiente sanción: será obligatorio demostrar que los diamantes de medio quilate no proceden de Rusia. De momento, la tecnología parece ser la herramientas más útil y fiable para ello.
«Tenemos que entender que este es el mayor cambio en la historia reciente de la industria. No estoy diciendo que debamos tener paciencia ilimitada, pero las sanciones comenzaron en marzo y ahora tan solo estamos en mayo. Todos necesitamos adaptarnos a esta nueva realidad; las sanciones están ahí, no se van a ir«, afirma Karen Rentmeesters.