Los hábitos de consumo han cambiado y la nueva generación de joyerías es muy diferente a la de aquél entonces
Aleyolé, que recientemente cambió su nombre por AYO, podría estar a punto de cerrar. El Juzgado Mercantil número 12 de Barcelona ha declarado el concurso de acreedores de Aleyolé. Además, ha intervenido sus operaciones y nombra administrador concursal al despacho RCD. La propia marca ha pedido la liquidación de sus bienes, ante las nulas perspectivas de supervivencia.
Aleyolé fue fundada por Alejandra Batlle García en 2019, en un momento en el que el estallido digital dio paso a nuevas marcas nativas digitales. Ahora conocida como AYO, se dedica a la comercialización de pendientes, anillos, collares, brazaletes y otros accesorios de bisutería y, además, contaba con una tienda propia en la calle Amigó número 35, de Barcelona.
En 2020 y 2021 su facturación rondó los 5 millones anuales y obtuvo resultados positivos. En cambio, el ejercicio 2022 fue muy negativo, hasta el punto de desembocar en un fallido y acarrear la liquidación. Por otro lado, en Instagram se pueden leer comentarios que ponen en duda el buen funcionamiento de la marca.
Los hábitos de consumo han cambiado y la nueva generación de joyerías es muy diferente a la de aquél entonces. Las piezas que busca un consumidor exigente tienen que marcar la diferencia en cuanto a calidad y diseño, y la experiencia de compra también se transformado, apostando de nuevo por una cercanía especial en las tiendas físicas. Claves que son necesarias para el futuro en el sector de la joyería. Al mismo tiempo, el estallido digital provocó un exceso masivo de marcas que colocó al consumidor en una posición dudosa y de desconfianza, ya que la transparencia brillaba por su ausencia; otro factor que ha llevado a un claro cambio en el hábito de consumo.