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martes 7 octubre 2025
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Por qué las joyas clásicas vuelven a ser tendencia

La incertidumbre económica también ha revalorizado el concepto de “inversión emocional”. Por ello, frente a un mundo incierto, las joyas clásicas nos recuerdan que la belleza, cuando es auténtica, es una forma de resistencia.

Cuando el mundo parece moverse demasiado rápido y la incertidumbre se deja sentir, buscar refugio en lo que perdura es, al mismo tiempo, una forma de evadirse. Al fin y al cabo, las tendencias del momento también son un reflejo del escenario que la sociedad vive actualmente y, por eso, lo clásico vuelve a brillar con diseños reinventados y con unos nuevos ojos: en un entorno donde todo es efímero, las joyas clásicas se sienten seguras, familiares y profundamente personales.

No es casualidad que, en materia tendencias, la temporada nos indique un regreso a la esencia, a la permanencia y a esas joyas que reflejan identidad y atemporalidad aunque también deseo.

Los últimos acontecimientos también lo entienden así. Madridjoya, una de las citas profesionales celebrada recientemente, confirmó esta tendencia sin ninguna duda. Miraras donde miraras, siempre encontrabas un clásico con un diseño nuevo, atractivo y perfecto para poder lucir “Monday to Friday”; es más, esta es la máxima de las nuevas colecciones presentadas de la temporada en la que diseños más llamativos y con carácter conviven con una selección de clásicos.

En la alta joyería podemos encontrar la misma tendencia. Cartier revive una de sus piezas más históricas 56 años después, una joya que precisamente celebra compromiso y fidelidad y que es una promesa eterna. Se trata de la emblemática pulsera Love, denominada ahora Love Unlimited y que marca una evolución significativa en el diseño clásico que debutó en 1969. Un nuevo diseño que mantiene la estética icónica de la colección pero introduce un diseño más flexible y modular que permite conectarla con otras pulseras creando combinaciones personalizadas y tiene un cierre patentando sin necesidad de destornillador a diferencia del modelo original, facilitando así su uso diario; todo ello conservando los elementos distintivos del diseño original, como la forma ovalada y los tornillos visibles, que simbolizan el amor y el compromiso. Es decir, una forma clara de reinventar un clásico y reforzar la idea de que una joya atemporal siempre es una buena idea.

Si analizamos los últimos desfiles celebrados durante la Semana de la Moda de París, uno de los momentos más destacados es cómo Michael Rider, diseñador de Céline, utiliza el clásico pañuelo de toda la vida para alejarlo de sus usos tradicionales y transformarlo en un top de seda o un vestido largo pero, al fin y al cabo, está utilizando una de las piezas más clásicas de cualquier armario. Además, los estilismos del desfile se han completado con piezas de joyería que también cumplen con códigos clásicos y atemporales.

En verano también tuvimos dos momentos que, sin duda, sirven como inspiración. Keira Knightley acudió al torneo de Wimbledon 2025 con un look del que muchos se hicieron eco y en el que las joyas con connotación clásica era protagonistas: unos aros clásicos combinados con un par de earcuffs dorados, perfectos para aportar ese toque moderno, y un collar de perlas. El otro momento lo protagonizó la Princesa de Gales Kate Middleton con un collar de eslabones de oro. Kate fue vista en el V&A East Storehouse con este tipo de collar, en formato maxi, con el que creó un estilismo de lo más elegante. Se trata de un collar de la marca neoyorquina Laura Lombardi que la Princesa ya ha llevado varias veces desde 2022 y al que, está claro, siempre recurre. El estilismos lo completaron unos pendientes de estética vintage que confirman como un fondo de joyero es imprescindible. 

Keira Knightley
Kate Middleton

Quizás pueda haber una pequeña dosis de nostalgia, pero realmente esta tendencia es una respuesta a la autenticidad en medio de tanto desorden y el deseo de un consumidor que no busca acumular, sino pertenecer, heredar y contar su propia historia.

Además, la incertidumbre económica también ha revalorizado el concepto de “inversión emocional”. En lugar de adquirir piezas efímeras, los consumidores optan por joyas que duren toda la vida, que puedan transformarse y acompañar distintos momentos. La durabilidad no es solo material, sino también emocional.

Frente a un mundo incierto, las joyas clásicas nos recuerdan que la belleza, cuando es auténtica, es una forma de resistencia.

Beatriz Badás
Beatriz Badás
Periodista
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