Un collar de ópalos y tanzanitas y un anillo adornado con un espectacular zafiro Royal Blue diseñados en consonancia con The Journey, el viaje de la Casa hacia un lujo sostenible
Famosa por la excelencia de sus creaciones de Alta Joyería y por la selección de sus piedras preciosas, Chopard presenta un collar de ópalos y tanzanitas de un encanto cautivador y un anillo adornado con un espectacular zafiro Royal Blue de 88,88 quilates. Elaboradas en oro ético con certificación Fairmined, en consonancia con The Journey, el viaje de la Casa hacia un lujo sostenible, estas obras maestras son fruto del genio de la mano y del talento de los mejores artesanos joyeros reunidos bajo la dirección de Caroline Scheufele, copresidenta y directora artística de Chopard.
La Alta Joyería de Chopard está guiada por la mirada visionaria de Caroline Scheufele, que a lo largo de los años ha desarrollado los mayores talleres especializados en Suiza. Hoy, en la sede de la empresa en Ginebra, reúnen a más de treinta oficios dedicados a la celebración de las piedras preciosas y a una generosidad creativa sin límites, alimentando un sinfín de emociones a lo largo de las estaciones. Así es que, de nuevo la artesanía artística se rinde al servicio de unas piedras excepcionales para sorprendernos con estas joyas excepcionales.
El ópalo regio
Obra de paciencia y de saber hacer, este collar se compone de tres hileras de tanzanitas talla briolette, y sostiene en su centro un adorno engastado con dos ópalos de 22,10 y 7,99 quilates adornados con diamantes. Opulentos, misteriosos y extravagantes, los ópalos han fascinado a los joyeros desde tiempos inmemoriales, con sus tonos verdes y azules que van cambiando en función de los reflejos de la luz y, según dicen, del estado de ánimo de quien los lleva. Si la historia ha atribuido virtudes mágicas a los ópalos es porque su naturaleza cambiante les confiere vida propia. Hoy combina maravillosamente con los reflejos azul-violeta de las tanzanitas en esta obra maestra que ha requerido más de 110 horas de minucioso trabajo por parte de los distintos joyeros de los talleres de Chopard.
Un zafiro excepcional
Los artesanos no recuerdan que nunca se haya montado un zafiro azul tan grande en un anillo de los talleres de la Casa, por donde, sin embargo, han pasado infinidad de gemas raras. Con un peso simbólico de 88,88 quilates – el número 8 es un amuleto de buena suerte en muchas culturas -, este zafiro ha sido objeto de un cuidado especial: los joyeros han creado para él un engaste calado, en oro totalmente engastado, que permite que penetre la luz necesaria para dar todo su brillo al color Royal Blue de esta piedra procedente de las ricas tierras de Sri Lanka, país conocido antiguamente como Ceilán, que tiene fama de producir los zafiros más bellos del mundo. Si bien el tamaño del zafiro central llama la atención, la vista no se cansa de admirar el microengaste del cuerpo del anillo: los elementos más finos de este auténtico moucharabieh (celosias) de orfebrería están adornados con pequeños diamantes blancos y zafiros en tonos sutilmente degradados que van del azul al pastel. Visto desde arriba, la forma de cojín del zafiro principal está adornada con un cordón de diamantes en talla marquesa y brillantes dispuestos en un patrón de encaje emblemático de la Alta Joyería de Chopard.