Nuevas medidas están dando paso a la creación de un nuevo plan, como un ‘pasaporte de los diamantes’ que podría afectar a la industria en general
Los diamantes rusos han escapado, en parte, a las sanciones occidentales establecidas por el conflicto generado con Ucrania. Sin embargo, esto podría terminar para Rusia, el mayor productor mundial de estas piedras preciosas, ya que Occidente ha puesto en marcha lo que los medios ya titulan como la ‘guerra de los diamantes’: y es que los países del G7 están explorando en estos momentos nuevas vías para cortar los ingresos que recibe el Kremlin por esta industria, que está siendo una de las bolsas de oxígeno más inesperadas para el músculo económico de Rusia.
Desde la invasión de Rusia a Ucrania, las rondas de sanciones han sido varias, como las exportaciones de carbón, petróleo, acero, madera e incluso oro de Moscú; incluso Nueva Zelanda prohibió la importación de oro de Rusia. Recordamos también que, en su día, Joe Biden anunció que vetaba la importación de productos de sectores emblemáticos de la economía rusa, como los diamantes. A esto se suma que ya el año pasado marcas referentes en el sector, como Chopard, cesaron su compra de diamantes rusos. Lo cierto es que, esta prohibición excluye los diamantes “sustancialmente procesados” en terceros países; por lo tanto, esto permite que los diamantes extraídos del subsuelo siberiano, cortados y pulidos en otro país, se consideren no rusos y, por lo tanto, ingresen al mercado estadounidense, a pesar de las sanciones. Ahora, la industria del diamante ruso podría sufrir más consecuencias.
El gobierno belga afirmó el año pasado que un embargo sobre los diamantes rusos «no tendría sentido económico«, ya que «penalizaría a un estado miembro en particular«, mientras que Rusia aún podría vender sus diamantes en otros lugares. Y es que según datos del Ayuntamiento de la ciudad flamenca, alrededor del 84% de los diamantes sin cortar del mundo pasan por el «Barrio de los Diamantes de Amberes» generando cada año cerca de 32 millones de dólares. El negocio y la artesanía de esta joya lleva latiendo en esta ciudad desde el siglo XVI por lo que no quieren poner en juego su status tras cinco siglos. El llamamiento lanzado en marzo de 2022 por Volodimir Zelenski a los diputados belgas no surtió efecto. En abril, Bruselas suavizó su posición. Los diputados belgas votaron a favor de una resolución, que aboga por la prohibición de las importaciones de diamantes rusos a la Unión Europea, con el fin de enviar «una señal fuerte» a Ucrania.
Ahora que Bélgica ha dado su brazo a torcer y que el G7 se comprometió en febrero a “trabajar colectivamente en acciones adicionales sobre los diamantes rusos”, es ahora cuando podrían comprometerse realmente a avanzar en las formas de limitar la venta de diamantes rusos. El proceso implica desarrollar un mecanismo para inspeccionar y rastrear estas piedras preciosas; un primer paso que permitiría a la Unión Europea, así como a los Estados Unidos, tomar medidas efectivas.
Así es que, fuentes afirman que desde Europa ya están calibrando las consecuencias que tendría interrumpir el flujo de diamantes rusos y el pasado mes de marzo, el Director General Adjunto de la CE, Denis Redonney, a cargo de las sanciones, se reunió con las principales empresas de diamantes del mundo para hablar sobre el impacto de la medida. Por ello, en el escrito posterior al último encuentro del G7 se comprometieron a «trabajar colectivamente en más medidas sobre los diamantes rusos, incluidos los diamantes en bruto y pulidos«. Sin embargo, los resultados de la decisión podrían devenir en un cambio histórico para la industria y que afecte para siempre a la industria rusa.
Esto podría llevarnos a que, según Financial Times, desde Washington tienen la intención de crear una plan de trazabilidad del producto que sobreviva al conflicto actual y que se imponga de aquí en adelante para acabar con el concepto de los «diamantes de sangre».
Rusia produce hoy cerca de 35 millones de quilates de diamantes. Los diamantes habrían aportado 4.500 millones de dólares (4.100 millones de euros) a Rusia en 2021, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Desde febrero de 2022, la UE ha prohibido más de 43.900 millones de euros en bienes exportados a Rusia y 91.200 millones en importados, según las últimas cifras facilitadas por la Comisión Europea. Esto significa que el 49% de las exportaciones y el 58% de las importaciones están ahora sujetas a algún tipo de sanción, en comparación con los niveles anteriores a la guerra, en 2021.
Un nuevo plan para los diamantes
Al mismo tiempo, el objetivo es lograr «una bifurcación mundial» en el mercado de los diamantes, ya que tras la reunión, esperan que ningún diamante ruso pueda llegar a los países del G7, por lo que se reducirán sus mercados considerablemente, obligándolos a ir más al este, a China o Indonesia o los países de Oriente Medio.
Respecto a cómo lograrán conseguir estas sanciones, podrían estar trabajando en un sistema de documentación que valide donde ha estado la materia prima, un ‘pasaporte de los diamantes’ que tenga que estar homologado y sin el cual no pueda venderse en sus mercados. Un ejemplo de ello es que estarían estudiando cómo usar de forma masiva tecnología de rastreo a través del grabado en los mismos o de escaneo láser, pero estas fórmulas plantean dudas por la dificultad para emplearlas en grandes cantidades de envíos.
La próxima reunión del G7 se producirá el 21 de mayo, en Japón, Hiroshima.