Volvemos a descubrir algunas marcas de joyería internacionales que desafían al joyería y la alta joyería, creando imprescindibles con una nueva estética. Mientras el consumidor y las conductas de consumo continúan evolucionando, la estética más deseada apuesta por nuevas formas y terrenos mientras que valor de una joya bien hecha se recupera. Aquí una nueva entrega de esas marcas que nos inspiran.
Prunés Jewellery
Un estudio profundo en los diamantes y las piedras preciosas llevó a Cristina Prunés, doctora de profesión, gemóloga y diseñadora de joyas por pasión, a crear en 2019 Prunés, un proyecto que ha evolucionado a lo largo de los años y que busca dar con la combinación perfecta entre los metales preciosos como el oro de 18k y la deslumbrante belleza de las piedras preciosas. De hecho, la esencia de Prunés es la búsqueda constate de la excelencia.
Una marca que destaca también por un diseño equilibrado y atemporal y por una ejecución basada en técnicas artesanales llevadas a acabo en un taller local. Es decir, la estética moderna de hoy que aporta un toque diferencial se une con el saber hacer de siempre. Joyas creadas con una estructura formalmente estética, equilibrada y atractiva y pensadas para lucirse en cualquier momento.
Jessica McCormack
Reliquias para las generaciones futuras. Jessica McCormack diseña joyas de diamantes excepcionales para la mujer de hoy a través de piezas que son únicas y que se inspiran en viejos tesoros. De nuevo, la artesanía y la tradición se fusiona sin esfuerzo con lo contemporáneo y una estética maravillosamente distinta.
Y es que Jessica McCormack comenzó a diseñador joyas precisamente para revitalizar algunas de las técnicas de fabricación de joyas antiguas que descubrió durante su época profesional en el departamento de joyería de Sotheby’s.
Desde 2008, esta marca evita las tendencias y se enfoca en una estética propia y única, así como en los valores de artesanía.
DAVID WEBB
El joyero estadounidense por excelencia de la joyería moderna y original desde 1948. David Webb es conocida por sus distintivas pulseras de animales talladas y esmaltadas, los dramáticos collares de oro, los coloridos sautoirs, los broches de cruz malteses, el uso dinámico de perlas y diamantes y las exquisitas piezas de cristal de roca.
David Webb es uno de los joyeros más importantes y distinguidos de Nueva York y, desde 1948, no ha dejado de sorprender a sus clientes y amantes de la joyería. Era el Houdini del oro y su ambición era hacer que lo nuevo pareciera viejo; para ello creó su propio truco analizando la composición del oro y creando aleaciones que tenían la estética del oro antiguo. Sus joyas también destacan por tender hacia una forma más geométrica y arquitectónica sobre la figurativa.
Desde entonces, su estética y su filosofía se ha ido adaptando al paso del tiempo sin perder la esencia.