Perdamos el miedo, lancemos diseños, ideas…
Dalí nos dijo: “No temas a la perfección, nunca la encontrarás”. Una cosa es ser exigentes y otra es querer ser perfectos. Lo importante es realizar los procesos que nos permitan avanzar aprendiendo día a día y siendo conscientes de los logros conseguidos.
Debemos ser objetivos y poner el foco en el resultado final y no en el proceso para lograrlo. Idealicemos el contexto y alimentemos el perfeccionismo contando con todas las tecnologías a nuestro alcance y las redes sociales en particular.
Hay algo que se llama síndrome del momento perfecto. Nadie crece bajo las expectativas de otros, sino de las que nosotros mismos vamos construyendo en el día a día.
No cerremos la mente y busquemos alternativas constantemente y las oportunidades se irán presentando. No dejemos de soñar, de fluir, de ser…
El ser exigentes es imprescindible, pero el querer ser perfectos es irreal. El que es perfeccionista es realista y los logros se le presentarán.
Construyamos pues nuestro futuro con realismo, responsabilidad y con mucha exigencia siendo conscientes de lo que vamos logrando, pero sin olvidar de disfrutar en el desarrollo de lo que nos gusta dentro de la profesión que desempeñamos. Y recordando siempre que el tiempo acaba poniendo las cosas en su sitio.
Construir es transformar, porque la innovación está llamada a transformar el futuro del sector, lo está haciendo ya. Alguien dijo: “Allí donde hay una empresa de éxito, alguien tomó una decisión valiente”. ¡Que gran verdad!… Innovar siempre es osado.
Perdamos el miedo, lancemos diseños, ideas, comuniquemos lo que hacemos… porque el interés del comprador a lo nuevo se mantiene.
Tengamos siempre presente que el I+D y los avances tecnológicos tienen un gran potencial para mejorar todos los canales existentes en el sector y ayudan a aportar soluciones a los desafíos diarios.
Debemos colaborar en busca de soluciones que permitan adaptarnos y anticiparnos a los acontecimientos venideros y demandas del consumidor.
Unámonos por la excelencia y no olvidemos que el cliente final siempre ha estado y estará en el centro de nuestras decisiones, y ello forma parte del éxito.
Escuchar al cliente y responder con eficacia y rapidez, con soluciones innovadoras a sus nuevas exigencias, es vital.
