«Yo creo que hubo un momento en el que no importaba de donde viniesen las cosas y todo era un poco ambiguo; ahora, la gente si que intenta saber de donde vienen, empatiza con quien se las ha hecho aunque a veces, por precio, no todo el mundo se puede permitir una joya hecha de forma artesanal«
Desde su estudio en Barcelona, Naida experimenta con piezas que invocan y exploran la espontaneidad de la forma, siempre intentando mostrar la honestidad de los materiales y de su proceso de transformación. Todas las piezas de Naida C. Castel están hechas o modeladas a mano en su estudio en Barcelona. Todo empieza allí, haciendo pequeñas producciones, piezas únicas y ediciones especiales.
¿Cómo te introduces en el universo de la joyería?
Fue un poco de forma diferente; no estudié joyería como tal, estudié diseño de producto y, aunque ya desde pequeña sentía atracción por este mundo, fue en la carrera cuando me di cuenta que quería dedicarme al producto enfocado a una producción pequeña. Cuando terminé la carrera, en 2014, estuve unos meses trabajando en un taller de joyería donde aprendí algunos conocimientos y ya empecé a tener mis propias ideas; cuando me fui del taller comencé a diseñar mis propias joyas y las vendía en las redes sociales mientras alquilaba una mesa de joyero por horas, en un taller en que podía ir de vez en cuando y hacerlas. Fue todo muy poco a poco, sin ningún plan de empresa y cinco años más tarde, empecé a crear mi propio taller, comprando más herramientas, invirtiendo en la marca, etc.
Al no venir de una vertiente empresarial y no pensar de esa forma, el camino ha sido de altibajos y de aprendizajes mientras la marca se consolidaba; un aprendizaje lento pero orgánico que ahora me ha llevado a crecer más rápido, ya que he ido entendiendo las estructuras y poco a poco voy encontrando mi lugar y qué tipo de empresa quiero ser.
¿Por qué decides crear tu marca?
Quería hacer joyas que no encontraba en el mercado, tenía ideas muy claras y quería piezas de calidad. Fue un poco por ofrecer lo que a mi me gustaría encontrar en una joyería, lo que yo misma me compraría. A partir de eso, fui creando mi propio mundo.
¿En qué te inspiras a la hora de diseñar?
Para mi no es tanto el qué como el cuando o dónde. Por ejemplo cuando me voy de viaje y paso tiempo fuera, ya sea en la ciudad o en la naturaleza, me siento más creativa; también suelo ir a museos y a las tiendas de estos, que siempre tienen revistas o libros interesantes donde encuentro formas que me llaman la atención y que no tienen relación con la joyería. Diría que no es tanto viajar, sino cambiar de escenario y pasar tiempo fuera de mi zona de comfort.
En tu marca, todo lleva un proceso artesanal, ¿crees que el sector joyero debe involucrarse más en explicar al consumidor el trabajo tan tradicional que hay detrás?
Yo creo que hubo un momento en el que no importaba de donde viniesen las cosas y todo era un poco ambiguo; ahora, la gente si que intenta saber de donde vienen, empatiza con quien se las ha hecho aunque a veces, por precio, no todo el mundo se puede permitir una joya hecha de forma artesanal.
También es cierto que parece que si una mano ha tocado la pieza, da igual en qué medida, ya es artesanal y todo vale pero creo que no es así. La gente también está abrumada con tanta información pero si la fabricación artesanal forma parte de la filosofía de la marca, creo que sí debemos invertir tiempo en explicarlo y mostrarlo para que los consumidores puedan entender los precios, los timings de una joya, etc.

¿Cómo es apostar por la joyería artesanal en una sociedad tan digitalizada?
Es muy difícil pero, si lo explicas y te enfocas en tu proyecto encuentras tu lugar, esto también atrae al tipo de público adecuado, al que no le importa que una pieza tarde 15 días y que entiende los procesos de este tipo de joyería. Hay que dedicarle mucho esfuerzo para que el consumidor lo entienda, pero es cierto que ha habido un cambio, siempre solía vender más fuera de España y, en los últimos años, he notado un aumento en nuestro país, por el mismo precio o incluso un poco más, ha habido un incremento en consumidores locales, interesados en joyería artesanal y personalizada.
¿Cómo es el target de tu marca?
Casi siempre mujeres pero últimamente también muchos hombres que compran joyas para ellos mismos o para regalar. Un consumidor de 27 a 40-45 años que les interesa el arte, la moda o que quieren ponerse joyas que no sean muy simples pero que sí sean para el día a día. También he notado que la gente está comprando más oro a pesar del precio actual.
También trabajas con joyería personalizada, cada vez más demandada, ¿lo has notado?
Sí, muchísimo. Lo hago desde siempre pero la web nueva y una comunicación mejorada donde dejo más claro que hacemos este tipo de joyería, ha favorecido mucho en esto y, por ejemplo, esta navidad el 70% de los pedidos han sido joyas personalizadas.
¿Qué es para ti la joyería?
Como joyera pienso en joyas todo el rato, observo qué piezas llevan las personas que veo… para mi es como mi forma de expresarme y/o expresar aquello que me pasa por dentro. Y como Naida que no es joyera, es como llevar recuerdos, personas, cada joya que llevo me recuerda algo y forma parte de mi.
¿Cómo te gustaría que evolucionase Naida C.Castel a corto plazo?
Me gustaría poder hacer más cosas relacionados con el arte en paralelo con las colecciones de joyería. También divulgar más la sección de piezas en oro y poder hacer más joyas con este material. Por otra parte, crecer un poco más, ampliando el equipo para poder enfocarme más en la dirección artística.