«El avance tecnológico ha sido, sin duda, muy significativo. No obstante, también percibo una gran búsqueda de volver a las raíces y crear piezas que nos conecten con lo atemporal«
Tras adentrarse en el universo de la joyería y estudiar diseño, Ángela Roman cuenta con una experiencia creativa en el sector que la ha llevado a formar parte del equipo de diseño de la marca española PDPAOLA. Descubrimos con ella su mundo creativo.
¿Cómo te inicias en el sector de la joyería y por qué decides dedicarte al diseño? Cuéntanos un poco sobre tus primeros pasos en este sector, tus estudios y tu experiencia
Siempre he sido una gran apasionada de la moda y el diseño. Desde pequeña tenía clarísimo que quería dedicarme a ello y fue en lo primero que me formé, en Sevilla, mi ciudad natal. Empecé dedicándome a la prenda de vestir, y luego a los accesorios, antes de especializarme. En cuanto a la joyería, siempre mantendré que ella me encontró a mí, y no al revés. Una experiencia laboral me abrió las puertas de este fascinante mundo y, cuando tuve la oportunidad, me especialicé con un Máster en Diseño de alta joyería en el Instituto Marangoni, en Milán. Esta experiencia internacional fue de gran crecimiento personal y me dio una visión mucho más amplia, tanto en el proceso de diseño, como del sector en general. Para mí, todo este proceso ha sido clave tal y como ha sucedido en mi carrera. Cuando me especialicé, ya tenía unos primeros años de experiencia, lo que me dio una perspectiva muy enriquecedora. Estamos en constante evolución, pero desde el principio he tenido la suerte de participar en proyectos increíbles: a algunos los he visto nacer, mientras que en otros he podido estudiarlos y reinterpretar sus iconos de marca.
Actualmente, PDPAOLA es para mí un apasionante reto en el que cada día invento volcar mi pasión por el producto. Me siento muy afortunada
¿Cómo crees que ha evolucionado el diseño de la joyería en los últimos años?
Desde mi experiencia, el diseño de joyería ha experimentado una notable evolución. Creo que estamos viviendo una época en la que las colaboraciones tienen un papel protagonista, lo que permite que mundos muy diferentes se relacionen entre sí, generando una gran riqueza creativa.
El avance tecnológico ha sido, sin duda, muy significativo. No obstante, también percibo una gran búsqueda de volver a las raíces y crear piezas que nos conecten con lo atemporal.
¿Y cómo crees que ha cambiado el cliente en cuanto a sus gustos y deseos?
A grandes rasgos, creo que el cliente cada vez quiere saber más sobre el producto que busca: desde la historia detrás del diseño hasta su proceso de elaboración y el papel que juega la sostenibilidad en todo ello. No sé si esto influye directamente en sus gustos, pero sí en el deseo de adquirir una pieza, y me parece una gran oportunidad para poner en valor el trabajo de todos los que estamos detrás.
¿Qué tipo de joyas demandan más bajo tu punto de vista?
Hay algo muy importante para mí, y es crear piezas que destaquen creativamente, pero por encima de todo, que favorezcan. La joyería está hecha para ser llevada y empoderar a quien la porta, y eso es lo que debe primar frente a todo. Los consumidores esperan que les ofrezcamos nuevas joyas que puedan desear, aunque, por otro lado, los clásicos siempre triunfan. En ese balance está la dificultad.
Cuéntanos como es para ti el proceso de diseñar una nueva colección y en qué te inspiras
El proceso de diseño siempre empieza con el concepto, una idea, ya sea figurativa o abstracta, que define el universo detrás de esa colección. Personalmente, me encanta crear un micromundo en el que imagino cómo se fusiona esa temática con la persona que llevará esas piezas, en qué contexto, y, sobre todo, cómo se integra con la visión creativa y la estrategia de producto de la marca con la que trabajo. En nuestro caso, intentamos que las piedras también jueguen un papel dentro del concepto de la colección. Es fundamental que todo esté alineado.
En cuanto al diseño de producto en sí, me gusta dejarme llevar por formas que me atraen. Creo que lo más importante para crear un producto único es confiar en el proceso creativo y respetar sus tiempos en cada fase: desde el boceto a mano hasta la evolución de esas ideas para llegar a una pieza final. Posteriormente, durante el proceso de fabricación, me encanta tener una relación muy estrecha con nuestros colaboradores para que las piezas conserven en todo momento la esencia del diseño, y disfruto mucho de aprender constantemente gracias a su expertise.
¿Abre el sector joyero las puertas fácilmente a esta nueva generación de diseñadores?
Me atrevería a decir que no. A pesar del talento, no es nada fácil abrirse un hueco. La diferenciación por el diseño debería tenerse mucho más en cuenta bajo mi punto de vista, el cliente busca creatividad y atención al detalle, y en ello, los diseñadores de producto jugamos un papel fundamental.
De esta forma competir en un mercado tan saturado es, aunque sea un poco, más fácil. A parte de ello, creo que los jovenes necesitan soporte y apoyo en todo el proceso, y faltan plataformas que les doten de recursos para impulsar su talento e introducirse en el mercado de forma realista.
Con los precios tal volátiles de los metales, ¿crees que es momento de abrir la mente a nuevos materiales y experimentar con nuevos diseños?
Los precios de los metales nos lo están poniendo muy difícil a todos. Precisamente mediante el diseño podemos crear soluciones que equilibren en cierto modo el uso de los mismos. En cuanto a los nuevos materiales, creo que hay que tener muy en cuenta ser coherente con la visión de marca. Lo que puede tener sentido en unas, quizás sea un sinsentido para otras y ser consecuente tanto con esa visión como en la comunicación es lo más importante.