La empresa pretende llegar a los 20 millones anuales en 2025, cuando esté en marcha su fábrica de diamantes de 800 millones de dólares en España
Si hablamos de Diamond Foundry, hablamos entonces de diamantes creados en laboratorio. Y es que, Martin Roscheisen, director general y cofundador de Diamond Foundry, ha afirmado para el medio Forbes que su industria podría dominar el mercado de la joyería de diamantes, valorado en 85.000 millones de dólares. Según Martin, su empresa ha triplicado la producción de diamantes en el último año, hasta alcanzar los cinco millones de quilates y pretende llegar a los 20 millones anuales en 2025, cuando esté en marcha su fábrica de diamantes de 800 millones de dólares en España, que funciona con energía solar. Con ese volumen, producirá un 60% más de piedras que el gigante De Beers, que extrajo 35 millones de quilates el año pasado, en su mayoría de Botsuana, a un coste mucho mayor.
Diamond Foundry es un anticipo de la informática cuántica. Todos los chips del futuro utilizarán obleas de diamantes, ya sea para teléfonos, ordenadores portátiles o automóviles, el diamante hará posible una electrónica de alta energía cada vez más pequeña. En materia joyas, existe un creciente interés por parte de las empresas en los diamantes de laboratorio, así como una demanda por parte del consumidor. Actualmente, los diamantes creados en laboratorio representan ahora el 10% de los 125 millones de quilates anuales del comercio de joyas de diamantes, a precios a menudo un 80% inferiores a los de los diamantes naturales.
En el caso de Pandora, Alexander Lacik, Consejero Delegado, afirma que «no estamos quitando cuota de mercado. estamos creando más mercado«. La marca empezó a vender diamantes de laboratorio en 7.000 tiendas el año pasado y este año pretende crecer en este segmento. Sin embargo, Martin Rapaport, leyenda neoyorquina del diamante, afirma para Forbes «tengo la mayor red comercial de diamantes, y no comercializo sintéticos, porque no son escasos y no retienen su valor».
Diamond Foundry, cuyo eslogan reza «Diamonds. Evolved», apuesta por captar a una nueva generación de compradores de joyas. Entre sus competidores se incluye la división cultivada en laboratorio Lightbox de De Beers, que desde 2018 ha intentado bifurcar el mercado vendiendo a un precio fijo de 800 dólares por quilate sin importar el corte o la claridad. Y Lusix, en Rehovot (Israel), propiedad del empresario e inventor israelí Benny Landa. El año pasado, su empresa recibió un gran espaldarazo gracias a una inversión de 90 millones de dólares de LVMH Luxury Ventures. El grupo Tag Heuer de LVMH ya ha incorporado 40 piedras de Lusix a su reloj Carrera Plasma, de 400.000 dólares.
Quizás la industria continúa aún dividida en cuanto a diamantes naturales y diamantes creados, lo que si es cierto es que esta industria, en sus dos ramas, está experimentando cambios importante así como una clara evolución. ¿Se consolidarán finalmente los diamantes creados en el sector?. Diferentes marcas ya lo ven como una opción y otras combinan en su mismo catálogo ambas piedras, ofreciendo más opciones para su target.