Mientras desde la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. ya han anunciado el procedimiento a seguir y desde el G7 creen que podría no ser suficiente, la industria de los diamantes está cambiando
Hoy, 1 de marzo, entra oficialmente en vigor la ronda de sanciones contra los diamantes rusos acordada por la Unión Europea y el G7. A principios de semana las dudas sobre cómo se llevaría el control de estas piedras preciosas todavía generaba dudas y, aunque desde un primer momento se confirmó que herramientas de trazabilidad serían la mejor opción, desde la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU transmiten el procedimiento a seguir.
A partir del 1 de marzo, los importadores que introduzcan diamantes pulidos de un quilate o más a Estados Unidos deberán presentar una “autocertificación” que confirme que sus diamantes no proceden de Rusia. Así lo transmiten las nuevas reglas emitidas hoy por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. añadiendo que las importaciones de diamantes que califiquen deben ir acompañadas de un documento PDF con membrete de la empresa.
Para los diamantes no industriales que pesen al menos un quilate, el documento debe decir: «Certifico que los diamantes no industriales de este envío no fueron extraídos, producidos o fabricados total o parcialmente en la Federación de Rusia, independientemente de si dichos diamantes han sido sustancialmente transformados en otros productos fuera de la Federación de Rusia”.
Para las joyas de diamantes y los diamantes sin clasificar que cumplen con el mismo umbral de peso, el texto debe ser: «Certifico que las joyas de diamantes y los diamantes sin clasificar en este envío no son originarios de la Federación de Rusia ni fueron exportados desde la Federación de Rusia».
A pesar de estas sanciones. desde el G7 transmiten que esto podría no ser suficiente y que sería mejor optar por «pruebas documentales de la cadena de suministro» para respaldar cualquier certificación. Añaden, además, «que la Aduana puede no contar con personal o equipo para buscar evidencia documental de la cadena de suministro para cada envío de diamantes«.
Así pues, las herramientas de trazabilidad son, para algunos miembros del G7, la mejor opción para poder controlar la procedencia de cada diamante. Además, esto supondría un paso más hacia la sostenibilidad y la transparencia de la industria. Por ejemplo De Beers, que no prevé ninguna interrupción en su suministro de diamantes, emitió un comunicado en el que afirma su “preparación” para las nuevas restricciones, y añadió que recientemente firmó un principio de términos para una colaboración entre Tracr, su plataforma de seguimiento de diamantes, y Sarine Technologies, con el objetivo de reforzar la confianza en la procedencia de los diamantes. Esta colaboración se centrará en registrar la trazabilidad de los diamantes desde bruto hasta pulido, tecnológicamente asegurada. La tecnología Tracr y Sarine está abierta a usuarios de toda la industria y se centrará en hacer que el acceso digital a la información sobre diamantes esté disponible para los funcionarios del G7.
El G7 añade que, a partir de septiembre, la prohibición se aplicará a los diamantes de medio quilate o más, y que todas las piedras deben llevar certificados del G7 para ser importadas a los países miembros.