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martes 9 diciembre 2025
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Qué esperar del rally del oro en 2026

El nuevo escenario del 2026 puede representar, una vez más, tanto una oportunidad

El oro sigue estando en el centro de todas las miradas; tras un año inusualmente alcista, analistas y gestores financieros proyectan que el metal dorado podría seguir ganando terreno en 2026.

Cuando a mitad de año el oro se colocó por encima de los 3.000 dólares por onza, los analistas ya precedían que este rally solo acababa de empezar. De hecho, el metal dorado no registraba una subida tan fuerte en un primer trimestre del año desde 1974. En marzo el oro ya había subido un 12,7% y desde el inicio del 2024 hasta ese momento, el precio de la onza de oro subía un 45,8%. 

Concretamente, en abril, el oro registraba un nuevo hito en su historial de récords al alcanzar puntualmente los 3.500 dólares por primera vez. Un día más tarde, el oro se alejó de su máximo histórico cuando el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insinuó posibles reducciones de aranceles comerciales a China, al tiempo que se retractaba de sus críticas contra la Reserva Federal. En concreto, el oro cayó un 3,2%, situándose en 3.273,69 dólares la onza. El pasado 2 de septiembre, el precio por onza alcanzó los 3.540 dólares, marcando así otro nuevo máximo histórico. ¿El motivo? La presión de la administración Trump sobre la Reserva Federal para que adopte una política monetaria más laxa, las dudas sobre la deuda pública a largo plazo y la incertidumbre geopolítica. Nuevos récords llegaron al alcanzar los 3.750 dólares por onza y, a finales de septiembre, los 3.690 dólares. 

Durante 2025, el oro ha subido más de un 50%, superando los repuntes históricos registrados durante la pandemia y la crisis financiera global de 2008. Además, desde que empezó octubre, la subida es de más de un 3%, en tanto que en septiembre firmó un ‘rally’ alcista de casi un 12%. La revalorización acumulada a lo largo de los nueve primeros meses del año ya se situaba entorno al 60%.

A finales del año, el oro ya había sobrepasado los 4.000 dólares por onza en una carrera que dejó otros momentos históricos. Después de llegar al máximo histórico de los 4.381 dólares la onza, el metal dorado sufrió su mayor caída en 12 años. Concretamente, los precios del oro cayeron hasta un 5,2% situando a la materia prima por debajo de los 4.150 dólares, siendo esta la jornada más baja para este activo desde noviembre de 2020.  

No solo eso ya que, a pesar de todo, en 2025 el oro ha experimentando su momento de mayor demanda. Según el informe del World Gold Council (WGC) para el tercer trimestre de 2025, la demanda global de oro alcanzó las 1.313 toneladas entre julio y septiembre, el nivel más alto jamás registrado para un solo trimestre. En términos de valor, esto supone US$146.000 millones, un salto interanual de aproximadamente 44%. La demanda total del oro se sitúa, en el acumulado de los primeros nueve meses del año, en 3.717 toneladas. Esto equivale a un valor de US$348.000 millones, un incremento del 41% respecto al mismo periodo de 2024. El precio promedio del oro durante el tercer trimestre fue de US$3,456 por onza, con un aumento de 40% interanual.

En definitiva, según WGC, el metal dorado ha alcanzado más de 50 máximos históricos este 2025 y ha acumulado una rentabilidad superior al 60%.

¿Qué perspectivas de mercado nos esperan entonces para 2026?

Según un análisis reciente del World Gold Council (WGC), el oro podría avanzar entre un 15% y 30% en 2026 si se cumplen ciertos escenarios macroeconómicos — sobre todo si se intensifican las tensiones geopolíticas, caen los rendimientos financieros y los inversores buscan refugio en activos seguros

Ese rango optimista contempla un escenario más severo (“recesión + fuga hacia lo seguro”), aunque en un contexto más moderado (“resbalón leve”), las previsiones se reducen a una subida estimada de 5% a 15%

Estas proyecciones coinciden en que el oro sigue siendo visto como un “refugio” ante la incertidumbre global, y que su atractivo está lejos de estar agotado.

Las razones que impulsarían estas subidas se centran en un contexto geopolítico volátil, que refuerza la demanda de activos “seguros” o, entre otras, una demanda estructural desde bancos centrales, sobre todo en países emergentes — donde las reservas aún están muy por debajo de las de los países desarrollados, lo que sugiere que podría haber espacio para nuevas compras de oro. 

¿Qué representa este contexto para el sector de la joyería?

Una vez más, el sector deberá estar preparado para otro incremento en el coste de la materia prima y precios al alza para un consumidor final. También se podrá experimentar una revalorización en el inventario y piezas antiguas, encontrando una oportunidad. En periodos de incertidumbre económica, parte de la demanda de oro puede migrar hacia su función como “valor refugio” — no solo como inversión financiera, sino como activo físico y duradero. Esto puede continuar impulsando la demanda de joyería fina, lingotes, monedas u objetos de colección cómo hemos visto este 2025.

De nuevo, una estrategia eficaz para el sector será necesaria, teniendo en cuenta que este 2025, la industria de demostrado resiliciencia ante las adversidades y que siempre surgen nuevas oportunidades de fabricación, diseño y venta. El nuevo escenario del 2026 puede representar, una vez más, tanto una oportunidad como un desafío y, en un mercado tan sensible a las oscilaciones del metal, la gestión estratégica del abastecimiento, inventario y precios será clave para adaptarse.

Beatriz Badás
Beatriz Badás
Periodista
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