De fabricantes especializados al revivir de la alta joyería, el nuevo deseo de muchas generaciones y por qué todo el mundo está hablando de Bernard Arnault
Los grupos de lujo como LVMH o Richemont están reforzando sus casas joyeras ampliando su cartera de fabricantes. En los dos últimos años, estos movimientos son propios en los conglomerados, confirmando la buena evolución de marcas de alta joyería y como el saber hacer joyero es esencial para el futuro de esta industria. Además, la alta joyería revive y se encuentra en su mejor momento a lo que se suma también que, que todo el mundo esté hablando de Bernard Arnault tiene un sentido.
Recientemente, Richemont anunció que reforzará su marca Van Cleef&Arpels abriendo dos nuevos talleres en las localidades francesas de Drôme y de Puy-de-Dôme con las que se crearán más de 600 puestos de trabajo. El objetivo de la empresa es producir cerca de las ciudades principales donde opera, como son Lyon, París y Ginebra.
La planta de producción ubicada en Drôme, en la región de Normandía, contará con dos edificios diferentes donde ubicarán los talleres, así como un centro de formación para los futuros trabajadores del centro. En Puy-de-Dôme, la compañía también se encargará de parte de la producción a la vez que facilitará servicios de formación para “la captación de nuevos talentos”, según ha especificado la compañía en un comunicado.
Richemont se hizo con el 60% de la empresa en 1999, cuando Van Cleef sumaba sólo ocho establecimientos. Actualmente, la firma cuenta con una red de 139 establecimientos y está liderada por Nicolas Bos desde 2013. Richemont señaló en los últimos resultados que la división de joyería aporta un 57% de la facturación total del grupo, hasta 7.459 millones de euros y destacó la buena evolución de las marcas Bucellati, Cartier y Va Cleef&Arperls durante los nueve primeros meses del año.
Por su parte, LVMH anunció el pasado mes de abril la adquisición de una participación mayoritaria en el grupo Platinum Invest, que incluye a Orest y Abysse, «importantes productores de joyas con sede en Francia». El motivo de este movimiento es Tiffany & Co. que se ha convertido en la favorita de LVMH; y es que este acuerdo permitirá «reforzar su capacidad de producción en Francia y apoyar su fuerte crecimiento en joyería fina«, como afirma el grupo en su comunicado.
El grupo también ha presentado sus resultados anules, en los que el CEO Bernard Arnault destacó que «Tiffany superará por primera vez los 1000 millones de dólares de ingresos de explotación corrientes«. Este año, además, la marca abrirá una boutique en la Quinta Avenida de Nueva York.
¿Por qué todo el mundo está hablando de Bernard Arnault?
El director ejecutivo del grupo, Bernard Arnault, se ha colocado en el puesto nº1 de de los más ricos del mundo según el ranking anual de Forbes para 2023, con una fortuna estimada en 211 000 millones de dólares. Desde entonces y teniendo en cuenta el ascenso de LVMH como la primera compañía europea que vale más de medio billón de euros ( lo que muestra también el auge del mercado prémium), Bernard Arnault está en boca de todos.
Entre otras muchas cosas, su objetivo es dominar el segmento de la joyería y relojería de alta gama; dos sectores que también han puesto su granito de arena para que LVMH llegara a lo más alto. De hecho, en materia joyas, fue la compra de Tiffany & Co la que marcó un importante crecimiento en el conglomerado francés. El siguiente paso podría ser Cartier.
En realidad, si la alta joyería experimenta un buen momento, la industria en general despierta interés. Cabe destacar que, mientras el sector de la joyería de lujo aumentará a 55.000 millones en 2023, la joyería fina de marca también está en aumento, con una tasa de crecimiento anual compuesta esperada del 8-12% hasta 2025. Esto significa que este nicho también crecerá aproximadamente tres veces más rápido que el mercado total.
La alta joyería convertida en deseo
La industria joyera destaca por su valor emocional lo que la convierte, al mismo tiempo, en una inversión y un valor seguro. En un momento en el que el lujo vive un nuevo momento, las joyas han salido reforzadas de una situación de crisis para formar parte de este nuevo momento. Por ejemplo, los proveedores de diamantes han aumentado los precios de la materia prima entre un 10% y un 15%; en el sector de los relojes, los precios también han subido y un Rolex cuesta un 3,4% más de media desde enero de este año.
Este incremento se ha traducido en un nuevo deseo, el mismo que desencadena la nueva situación que estamos viviendo.