El fiscal pidió la libertad sin fianza del sospechoso y que se le permitiera regresar a Brasil, donde reside
El pasado 2 de julio, Manuel Terrén, líder del tráfico de diamantes de sangre, fue detenido por la Policía Nacional y encausado como el supuesto diseñador y promotor de una trama empresarial para el blanqueo y tráfico de los diamantes en Europa. Todo empezó en 2020, con la querella de un esclavo africano de minas de piedras preciosas en Sierra Leona que ha acabado cuatro años después con la detención de Manuel, un español que llegó a facturar 15 millones de euros. Ahora, el fiscal pide su libertad.
El pasado 8 de julio, Manuel Terrén, detenido por trafico con diamantes de sangre, prestó declaración ante el juez instructor. Tras la vistilla en la que se le oyó en declaración, y como declaran otros medios, el fiscal pidió la libertad sin fianza del sospechoso y que se le permitiera regresar a Brasil, donde reside, a pesar de que la propia defensa del implicar ofreció entregar el pasaporte de su cliente como garantía de que no iba a abandonar el territorio nacional y estaría a disposición del juzgado.
El fiscal descarta por completo la implicación de Manuel Terrén en su implicación en delitos de guerra o de lesa humanidad, en este caso porque no estaba vigente en el momento de ocurrir los hechos, entre 1997 y 2002. «La resolución recurrida -dice el representante del ministerio público- estima que los hechos pueden integrar un delito contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado» por cooperación necesaria, lo que niega el ministerio público porque «los delitos de crímenes de guerra son de propia mano y exigen un sujeto activo cualificado por su condición de mando militar o miembro de tropa de la organización en el caso de los conflictos armados internos». Según su criterio, la adquisición de ‘diamantes de sangre’, si se prueba, no puede integrar los delitos de crímenes de guerra, sino solo una conducta de financiación que no se recoge en la legislación vigente para este tipo penal. Añade que el pago de las piedras preciosas «no aporta ningún elemento necesario para la detención o secuestro de las víctimas ni el sometimiento a condiciones de esclavitud«.
Cabe destacar que el pasado 31 de. ayer, el juzgado convocó a la acusación particular y al fiscal para una diligencia de podría ser clave: la declaración de dos testigos protegidos que viajaron desde el extranjero para prestar testimonio. Una acción peligrosa ya que estas personas deben permanecer en el anonimato por su seguridad. Los testigos protegidos reconocieron fotográficamente a Manuel Terrén y relataron su participación directa en el comercio de diamantes. A pesar del enorme esfuerzo que supuso para todos la práctica de esta prueba el ministerio público decidió no asistir a las declaraciones.