Hemos de ser agentes activos en esta recuperación por llegar
Siempre se dijo que los “cisnes negros” toman formas muy impredecibles… Hace algunos años ciertas cosas alteraron las formas de nuestras vidas, tensionando el sector y sus formas y costumbres.
Los conflictos bélicos, la pandemia, las variaciones del precio del oro, los diamantes… Todo nos llevó a un escarnio muy incierto y, por si fuera poco, ese “cisne negro” se transforma en DANA de efectos debastadores y que también hizo mucho daño al sector, no solo en Valencia, Castilla-La Mancha, Andalucía… Sino que traspasó fronteras, se nacionalizó e internacionalizó.
Estas riadas arrasaron pueblos, cultivos, industrias, comercios y minaron especialmente la moral y sentimientos del ser humano. Ilusiones truncadas, proyectos destruidos y, lo que es peor, se llevaron por delante a más de 200 personas…
Todo nos ha de hacer reflexionar, especialmente la pérdida de vidas. Estas tragedias terminan desatando empatías y la solidaridad que todo ser humano llevamos dentro. Y en todos los rincones y sectores del país. Todo unido a esas resiliencias propias de la condición humana y empresarial, de sorpresa y suma de esfuerzos para la recuperación de la vida cotidiana en el trabajo, negocio, salud… Siempre sin olvidar que la herida ha sido profunda y que nos queda un largo recorrido.
Estos sucesos nos llevan a la conclusión de que, cuando lo inesperado y terrible ocurre, es cuando se necesita ese liderazgo claro, la comunicación eficaz y la capacidad de poner en valor previsión y gestión. COMUNICACIÓN con palabras mayúsculas, de qué se hace, cómo se hace y por qué y para qué se hace. Es en estas circunstancias donde hay que ser capaces de marcar diferencia.
Una vez más, en medio de estas incertidumbres y ruidos, la sociedad civil y sobre todo la emprendedora y empresarial han dado ejemplo de solidaridad, sentido de responsabilidad y centrarse en lo que de verdad importa: afrontar la adversidad y todos unidos en una total reconstrucción, recuperación y única dirección.
Y la perspectiva se me antoja optimista; porque el entorno económico y geopolítico avanzan hacia una mayor estabilidad.
Moderación en costes de producción y estabilización de los precios energéticos alivian presión a los márgenes y ayudan a fortalecer la competitividad de las empresas.
En el consumidor se ve una mejor confianza, pero conviene seguir vigilantes. Debemos seguir profundizando en la calidad, sostenibilidad y cercanía al consumidor. Las prioridades han de seguir siendo equidad con la marca y la innovación, y tener muy en cuenta la elección del consumidor/comprador/cliente.
Y nuestro sector es una gran cadena donde ningún eslabón puede fallar. La colaboración total del sector y muy en convivencia con los distribuidores ha de dar esa respuesta al mercado.
Adquirir alianzas estratégicas para este nuevo 2025 ha de ser fundamental para acelerar ese desarrollo. Incremento vertical en la producción, otro lema…
La normalización de este mercado nos va llevar a una alta competitividad. Generar valor implica innovación decisiva y continua. Debemos ser agentes activos en esta recuperación que se avecina y donde juntos vamos a operar.
El consumidor pasará de la presión a la determinación. El consumidor se vuelve más sensible, implacable, más exigente al precio, diseño y sobre todo calidad.
Estamos ante un gran mercado con muchas oportunidades, pero sin bajar la guardia en probar, colaborar, actuar…, hacer que ocurran las cosas
Tenemos que ser coherentes y saber equilibrar prioridades. Debemos pues priorizar esfuerzos, decisiones, dinamizar ventas tanto en volumen como en valor, y sobre todo proteger la cuenta de explotación. Es muy importante hacer, enfocar y desarrollar propuestas y campañas con popularidad y hacer una innovación con sentido.
Saquemos conclusiones de la cosmética. Antes sacaban protectores de sol para verano y ahora los sacan para proteger la piel del envejecimiento los 365 días del año.
Olvidémonos de nuestras estacionalidades. Cualquier fecha del año es propicia para regalar un reloj o una joya y hacer sentirnos felices durante esos 365 días del año.
Las marcas abanderadas han de saber invertir en información, comercialización y una gran puesta en escena del marketing adecuado.
Debemos tener un sueño, y que cuando alguien nos haga la famosa pregunta de lo que llevaríamos a una isla desierta, entre esas prioridades estén siempre alguna joya o reloj entre tantas esas otras cosas necesarias.
Y el futuro está en la flexibilidad; saber adaptarse y anticiparse a cómo va a ser el mundo al año siguiente y actuar lo mejor posible en ese escenario.
Siempre hay que dar un nuevo enfoque a la innovación, dar saltos sustanciales en la eficacia y eficiencia de las inversiones. Sobre todo construir nuevos modelos de marketing adaptados en todo momento. (Si me conoces por lo que era hace un año, ya no me conoces. Mi evolución es constante.Permíteme que me presenté de nuevo).
Impulsar experiencias publicitarias de éxito, estrategias digitales inflexibles y generación de creatividad a escala global. Siempre en reestructuración de la red de marketing y medios tecnológicos, como si se generara en casa la propia fábrica de marketing. Digitalización, inteligencia artificial. Buscar equilibrios perfectos y gestionar todo en tiempo real y en punto de venta inmediato
Y ojo al e-commerce. Aquí está el futuro. Ojo también a la robótica avanzada y a esa inteligencia artificial para poder ganar eficacia. Al final consumiremos mejor.
Transformar los modelos de venta es otra clave a tener en cuenta. Todo nos ha de permitir ser rápidos y flexibles. Con trabajo, dedicación, esfuerzo y pasión por lo que hacemos seremos capaces de conseguir todo aquello que nos propongamos.
Sigamos pues dos direcciones:ofrecer lo mejor tanto profesional como humano en calidad-precio y apostar a muerte por esa total innovación.
TODOS DEBEMOS SABER QUÉ HACER Y POR QUÉ.