Tomemos las riendas de las cosas y, de paso, de nuestro destino
Está claro que solo el que se mueve, cambia de lugar. El que se queda quieto corre el peligro de ser atropellado, cuando no abandonado a la orilla del camino, y con escasas expectativas de retomar de carrerilla un nuevo lugar en el entorno cambiante en el que se ha convertido el mundo.
Ya he contado a veces el dicho que se atribuye a los gallegos y que yo lo hago extensible al colectivo joyero -relojero: “Dicen que hay tres clases de gallegos. Los que hacen que ocurran las cosas, los que esperan a que ocurran las cosas y los que preguntan: ¿Qué ha ocurrido?”
Pues aquí, en nuestro sector, pasa exactamente esto. Unos hacemos que ocurran las cosas, otros esperan a que ocurran y la mayoría pregunta qué ha ocurrido.
Cada día que pasa se demuestra que el movimiento, la puesta a punto cotidiana, el vivir el presente mirando hacia adelante y solo mirar atrás para recordar lo que pasó y no volver a transitar caminos erróneos; es lo que hace que sucedan las cosas.
Después de empezar la temporada de ferias, pasear y vivir intensamente toda VicenzaOro.
HOMI Fashion & Jewels y las muestras de Madrid y Barcelona, podemos constatar que algo se está moviendo y es positivo. Habrá quien dirá que van muy pocos visitantes a las ferias, tal vez, pero sí podemos afirmar que los que hay son profesionales. Van realmente los que hacen que se muevan las cosas sin esperar a que sucedan cuando ya se pasó “el arroz”.
Y al hablar de ello, nos referimos especialmente a las tiendas. Su objetivo a día de hoy no es estar únicamente esperando a que los comerciales les traigan las novedades, aunque también es necesario atenderles. Además han de aprender a ponerse al día en eventos que de verdad funcionan, como es el que tiene lugar en Vicenza. Pero aún hace falta algo más, que pasa por entrar en los stands si queremos conocer las novedades, y no ceñirnos solo a los escaparates. El miedo a la copia reprime su contenido.
Hay que viajar, visitar, y lo que es más importante -sobre todo para los que ya tenemos cierta edad-, comprar acorde a los gustos de las nuevas generaciones y no a nuestro propio gusto. Hay que ser abierto de miras, estudiar lo que las tendendencias hablan. Lo digo porque como tenderos maduros debemos entender que quien fue nuestro cliente potencial en otros tiempos, ya compró lo que tenía que comprar en nuestro establecimiento. Ahora a quien debemos atraer son a sus hijos y nietos que no comprarán el mismo producto.
La experiencia es un grado, eso está claro. Pero nos ha de servir para, con mayor seguridad, otear nuevos caminos. Nunca hay que perder la ilusión por aprender cada día algo nuevo. Por sentir activo nuestro cerebro, al igual que nuestro cuerpo. Se denomina resilencia a la capacidad de sobreponerse a momentos críticos, superando las adversidades para luchar por un futuro mejor. Seamos resilentes. Integremos este concepto en el aprendizaje de la vida y del negocio. Tomemos las riendas de las cosas, y de paso, de nuestro destino.