Hagamos de nuestro paso por el sector un refugio seguro
A los compañeros de viaje que no estén listos para seguirnos, es mejor dejarles marchar.
Este es el reto más importante que tenemos que considerar a la hora de tomar decisiones. Llegó el momento de dejar la conversación con los que no quieren cambiar. Dejemos de estar presentes para aquellos que no quieren seguir nuestro ritmo ni quieren aceptar los cambios.
Llevamos dentro un instinto que quiere hacer posible que ganemos el aprecio de los que nos rodean; pero es un impulso que nos roba mucho tiempo, energía, salud mental y física.
Cuando empezamos la mañana luchando con alegría, interés, compromiso, y no todos están listos para seguirnos, eso no nos ha de hacer cambiar en el empeño, sino más bien dejar que se vayan los que no están listos para acompañarnos.
No esperemos nada de aquellos que, regalándoles nuestro tiempo y energía, e incluso nuestra vida, nos excluyen o nos ignoran. Lo que nos hace más especiales es cuando vemos que los que nos rodean nos corresponden.
Tenemos que luchar en una dirección y todos unidos, buscando objetivos comunes pero sin perder el tiempo con aquellos que vemos que no son capaces de participar. Busquemos esa conexión con los que de verdad van en el mismo camino y dirección.
Son muchos los profesionales del sector que se van a encontrar en el camino que todos estamos trazando y en el que todos estamos y debemos transitar. Involucrémonos con los que quieren seguir en esta comunidad en la que nos toca luchar y por las que tantas horas y días hemos buscado su mejor posición.
Para mantenernos en la lucha todos tenemos que aportar conocimientos y energía suficientes.
El que de verdad tiene apego al sector, se merece mucho. Démosles las oportunidades que están a nuestro alcance.
Lo más valioso de nuestras vidas, reales y profesionales, es el tiempo y la energía que les dedicamos. Ello definirá nuestra existencia.
Debemos ser capaces de ver quienes son los que no convienen estar en el sector para que no nos roben energía ni nos hagan perder el tiempo.
Hagamos de nuestro paso por el sector un refugio seguro en el que solo tengan cabida personas compatibles con nosotros.
No somos los responsables de salvar este sector, pero sí de aportar ese granito de arena que hace falta para llenar esta playa tan extensa en la que nos encontramos.
Amemos la profesión como lo hacemos con la vida real, y si no somos capaces, hagamos que los que nos sucedan, encuentren el terreno labrado para hacer una buena siembra y estén preparados para obtener una gran cosecha.