El sector se transforma mientras una nueva generación busca aprender el oficio joyero. La Escuela del JORGC se ha posicionado como un referente en la enseñanza de joyería en Barcelona y, ahora, afronta una nueva etapa por la ampliación de su oferta académica y la adaptación de sus programas a las necesidades reales del sector. Núria Serret, Directora de la Escuela de Joyería, nos da las claves sobre los retos, la evolución del alumnado y el papel de la formación artesanal en la actualidad.
¿Cuál es el plan de la escuela JORGC para este 2026?
Este año hemos empezado un proceso de reestructuración importante. Nuestro objetivo es consolidar, a partir de 2026, una ampliación de los estudios de joyería. Hasta ahora la formación duraba dos años, pero hemos decidido añadir un año más porque hemos detectado que, aunque los alumnos salen preparados, todavía necesitan una base más sólida. Las empresas reclaman personal con un nivel técnico más profundo, y muchos alumnos quieren seguir formándose en el oficio.
Antes, los estudios duraban cinco años. Recuperar ese nivel es difícil, pero al menos con tres creemos que se pueden asentar mejor los conocimientos. Este nuevo plan ya está en marcha y esperamos tenerlo plenamente consolidado en un año o dos.
¿Qué resultados esperan alcanzar?
Más que crecer en número, queremos calidad. De hecho, ahora mismo tenemos lista de espera; no podemos acoger a más alumnos no por falta de espacio, sino por falta de profesorado que encaje con las exigencias docentes de la escuela.
Además, la escuela del JORGC se diferencia por su profesorado, ya que trabaja directamente en el sector; esto nos permite estar al día de las necesidades reales de la industria y de las tendencias del mercado. De esta forma, podemos ir innovando y enseñando cosas nuevas según la demanda.

¿Cómo se están adaptando los programas formativos a las nuevas necesidades del mercado?
Nos adaptamos según las demandas del sector. Si detectamos que falta una figura profesional, tratamos de cubrir ese hueco. Por ejemplo, hace tiempo vimos que el oficio de pulidor se estaba perdiendo, así que creamos un curso específico de pulido. Es un trabajo muy técnico y poco popular, pero esencial. Y nuestros alumnos salen preparados para ello.
También hemos introducido poco a poco las nuevas tecnologías. Damos prioridad a que el alumno domine primero la base artesanal, pero una vez asentada, incorporamos herramientas como el microscopio en el clavado o el láser para grabar y soldar. Ahora estamos introduciendo el microscopio en el aula de engastado porque el sector lo demanda, pero siempre con la idea de que, si un día falla la máquina, el alumno sepa clavar a mano. La base manual sigue siendo fundamental.
Entonces, ¿qué papel juega la tecnología en la formación?
Hacemos un equilibrio: diría que un 70% oficio tradicional y un 30% tecnología. Utilizamos herramientas como el 3D o el láser, pero priorizamos el conocimiento del oficio puro. Hay oficios —como el cincelado o el esmaltado— que se están perdiendo, y queremos evitarlo. Cada año organizamos cursos de técnicas artesanales durante el verano, como fundición, cincelado o texturas, para mantener viva esa tradición.
Además, la creatividad es esencial, pero también la honestidad artesanal. Les animamos a encontrar su propio estilo, su identidad, y a trabajar con rigor. Los que triunfan son los que hacen las cosas bien, con paciencia y esfuerzo.
Habéis creado una nueva aula de engastado. ¿Qué representa esta novedad?
Sí, es una de nuestras grandes apuestas. Detectamos una creciente demanda de profesionales especializados en engastado y decidimos abrir una línea específica. Los resultados están siendo muy positivos, el año pasado ya entregamos los primeros diplomas en engastado y los alumnos que terminan este programa están encontrando trabajo rápidamente. Esta nueva aula nos permite profesionalizar aún más el diploma de joyería.

¿Qué papel tienen las empresas en la inserción laboral de los alumnos?
Cada año nos llaman muchas empresas del sector buscando personal formado en la Escuela del JORGC. Es algo que nos enorgullece, porque demuestra que confían en nuestra preparación. Nuestros alumnos están muy bien valorados. De hecho, el año pasado todos los que terminaron se colocaron en empresas importantes, e incluso uno ha emprendido con su propia marca con gran éxito.
Y no solo en España. Una empresa italiana muy reconocida en el sector ha venido a buscar alumnos directamente a la escuela. Para nosotros es todo un reconocimiento al trabajo que hacemos.

¿Qué mensaje te gustaría transmitir a los jóvenes que están pensando en formarse en joyería?
Paciencia, esfuerzo y pasión. Este es un oficio que requiere tiempo y amor por lo que haces. No se trata solo de hacer joyas bonitas, sino de entender el proceso, el material y tu propia visión. Si haces un buen trabajo, tienes claro hacia dónde vas y trabajas con calidad, acabarás triunfando. Hay clientes para todos, pero solo los que hacen las cosas bien perduran.
¿Qué papel desempeñará la escuela JORGC en el futuro del sector?
Me encantaría que la Escuela JORGC siga siendo un referente en el sector. Que se nos reconozca por la calidad de nuestros alumnos, por el ambiente de trabajo y por el amor que ponemos en lo que hacemos. Somos un gran equipo de profesionales que compartimos una misma pasión: formar artesanos con alma.


