La afinidad cultural por la opulencia y el deseo de mostrar la riqueza y el estatus son factores que impulsan el crecimiento de los ingresos del mercado joyero
La industria de la joyería mexicana está en un proceso de transformación y expansión, con la mira puesta en nuevos mercados internacionales, especialmente en el Medio Oriente. Con una apuesta firme por la innovación en diseño y el uso de metales y piedras preciosas más allá del oro y los diamantes, México se prepara para posicionarse en el exigente y lucrativo mercado del lujo.
El mercado de joyería de lujo en los Emiratos Árabes Unidos, especialmente en Dubái, se proyecta como uno de los más prometedores. Según datos de Statista, se espera que los ingresos generados por este mercado alcancen los 203.60 millones de dólares al cierre de este año, con un crecimiento anual del 2.29%. La afinidad cultural por la opulencia y el deseo de mostrar la riqueza y el estatus son factores que impulsan este crecimiento, donde cada persona en este mercado, incluyendo Dubái, contribuirá con 21.23 dólares a los ingresos por joyería de lujo en 2024.
Lourdes Cásares Ruíz, presidenta de la Cámara Regional de la Industria de la Joyería y Platería del Estado de Jalisco (CRIJPEJ), subraya la importancia de Dubái para los joyeros mexicanos. «Dubái adquiere alrededor del 10% de las piezas de alta joyería producidas en Jalisco, especialmente aquellas de más de 18 quilates», explica Cásares Ruíz.
Una mejora en el diseño
Actualmente, solo el 6% de la producción nacional mexicana de joyería se exporta. Sin embargo, la industria mexicana ha trabajado intensamente en profesionalizar su cadena productiva, desde los artesanos hasta los diseñadores. El objetivo es ofrecer productos que no solo sigan las tendencias actuales y atraigan a los compradores jóvenes, sino que también compitan con lo mejor de países con tradición joyera como Italia o Francia.
«El talento y el diseño existen y debemos capitalizarlos. Las grandes marcas utilizan el mismo metal y los mismos brillantes, pero pagan a grandes diseñadores para que creen sus colecciones, y eso es lo que venden», afirma Cásares Ruíz. No obstante, destaca que el camino para posicionar las piezas de joyería mexicana ha sido impulsado principalmente por esfuerzos individuales, debido a la falta de un apoyo integral del gobierno y los altos costos de participar en exposiciones internacionales.
Para competir a nivel internacional, la Cámara de Jalisco cuenta con gerencias de apoyo industrial dedicadas a identificar tendencias mundiales en colores, diseños y materiales. Estas tendencias son luego consideradas por los joyeros mexicanos en sus creaciones, buscando así una alineación con los estándares globales.
Cásares Ruíz considera que los artistas mexicanos tienen las credenciales necesarias para competir con productores italianos y turcos, así como con las casas joyeras de renombre en el mercado de lujo. Para ganar terreno, elevar la participación de los mexicanos en ferias internacionales es fundamental. “Esto no depende de una sola persona, tenemos que globalizar con el apoyo del gobierno e industriales”, concluye.
La industria de la joyería mexicana está lista para dar un paso decisivo en el mercado global, respaldada por talento, innovación y una visión clara hacia el futuro.