Las joyas siempre tienen ese poder indiscutible de elevar cualquier estilismo, en cualquier momento y en cada época del año; pero, el verano es especial ya que, las joyas no solo crean este efecto sino que, además, se lucen en un primer plano y, en muchas ocasiones, son el protagonista indiscutible. Así es que, si algo provoca el verano es el regreso del layering más icónico de este universo, el stacking de los collares.
Aunque la tendencia “stacking jewels” siempre ha formado parte del universo joyero, este año se ha convertido en un must en un momento en el que la joyería experimentó un momento trasformador para reflejar la identidad única de cada uno a través de piezas especiales, para abrazar la individualidad con un manual de estilo que define a la perfección el deseo de contar historias. Al fin y al cabo, la joyería son recuerdos, vivencias, experiencias y el verano es esa época del año cargada de momentos inolvidables. Así que sí, tiene sentido que una de las tendencias más llamativas de la temporada esté a punto de vivir su momento más álgido, y no solo por decorar la piel bronceada, sino también por dejar que cada historia se cuente a través de joyas tan personales.
Sabiendo que esta temporada es la de combinar, mezclar y transmitir, el manual de uso de este verano se vuelve más personal que nunca a través de collares que también son tendencia: rivieres, iniciales, medallones personalizados, charms y un equilibrio perfecto entre collares largos y cortos para jugar tanto con los diferentes estilos como con las longitudes.
Aquí también entra en juego la estética boho que, tras nacer en la década de 1970 y alcanzare su apogeo en la década de 2010, ahora marca su regreso y se cuela en el necklace stacking de la temporada. Y la joya favorita de este estética son los collares largos, aquellos impregnados de nostalgia, formados con talismanes o símbolos que transmiten libertad y autenticidad.
En definitiva, la temporada de crear, combinar y lucir ya ha llegado.