Llegó la hora de jubilarse… ¿para qué?  

El que se detiene llega a viejo en un instante 

Llegó la hora de jubilarse… ¿para qué? Para convertirte en “corredor de bolsa”: La de la compra, la de la basura, la del perro, la del cole de los nietos,  etc. etc. 

El momento de no tener hora de levantarse, de postergar el acostarse, de no saber que hacer ni a donde ir…

No. No. Yo quiero vivir siempre ocupado, pensando en el futuro, en la meta cuya carrera inicié hace ya muchos años. 

Opino que este mundo es de los que estamos siempre en movimiento continuo. El que se detiene, el que se para, llega a viejo en un instante. 

He visto a muchos jubilarse y, al poco tiempo de hacerlo, cambiar de mundo. Será ley de vida, pero yo deseo vivir aquí largos años y para ello es necesario estar activos. 

La vida es un tren que no se detiene aunque vaya parando en distintas estaciones. Veremos nuevos paisajes, pero con la vista puesta hacia la meta deseada. 

Nos quejamos del relevo generacional, de que los jóvenes deben tomar las riendas. Y es verdad, pero pueden hacerlo aprovechando la experiencia de los que ya estamos de vuelta; a su lado la vida y el día a día les van a ser más llevaderos. 

Un ciclo no se completa con los años transcurridos, si no que llega al final de la existencia. 

No fantaseemos con la jubilación y permanezcamos siempre activos. Jubilarse deteriora el estado cognitivo y el nivel social y las relaciones se verán perjudicadas. Si queremos tener una larga vida, hay que dejar de pensar en no hacer nada. 

En Japón apenas existe el concepto de jubilación y es donde la vida es más longeva. Tenemos muchas cualidades y habilidades que debemos desarrollar en función de la edad. Debemos ir cambiando a lo largo de la vida sin tener la sensación de fracaso o frustración. 

El “ ikigai” de los japoneses ha de ser el nuestro, el que nos haga levantar por la mañana y realizar todas las tareas que nos hagan felices. Y cada uno tiene las suyas. 

Si abandonas las cosas que quieres o sabes hacer, la vida pierde el sentido. 

La soledad y el aislamiento social aumentan considerablemente el riesgo de mortalidad 

Es el momento de reflexionar, pensar y actuar. 

Jubilarse… ¿para qué?