La joyería puede estar en el camino de vivir uno de sus mejores momentos. Si para nosotros esto es una nueva normalidad, para la joyería y relojería, esto es una nueva era.
El sector de la joyería y relojería y la industria del lujo comparten unos valores muy importantes, lo mismos que le ayudarán a sobrevivir ante esta crisis. En tiempos de pandemia, una de las mayores preocupaciones es intentar a averiguar que industrias se verán más afectadas o que estrategias llevar a cabo para solucionar estos problemas. Quizás la joyería puede parecer que ocupa un segundo plano cuando hablamos de crisis… pero esta crisis es diferente y si algo está despertando en la sociedad es una lluvia de sentimientos y la necesidad de transmitirlos.
Un informe de Statista refleja que el sector de lujo tardó dos años en recuperar su crecimiento durante crisis pasadas: por ejemplo, entre 2008 y 2009 su valor decreció de 170.000 a 153.000 millones de euros. Por otro lado, y tal y como publica Expansión, el apartado premium de la pirámide de Maslow ha experimentado un crecimiento sostenido de las firmas de alta gama en los últimos 20 años, basado en gran parte en la llamada “democratización”, es decir, lo que acabó con la imagen más clásica del cliente “rico” y a su vez transformó el concepto “mucho dinero” por el disfrute de la experiencia, provocando que la clase media ahorrara para concederse ciertos caprichos. Y ya lo decía Eduardo Irastorza, profesor de EAE Business School en su informe “Radiografía del nuevo universo del lujo”: “Cuanto peor van las cosas, el lujo es más poderoso; cuando hay problemas económicos, la gente tiende a invertir más en lujo, un sector seguro”.
Según “Bain & Company” las ventas de lujo podrían caer hasta un 35% este año, por lo que los efectos del COVID-19 es evidente que serán duros al mismo tiempo que, traerán consigo una dosis de positividad ya que incitan a la innovación.
Lo estamos viendo en las redes sociales, como las marcas y los usuarios se reinventa para seguir creando contenido atractivo; y también lo estamos viendo en otras muchas empresas y compañías que digitalizan sus servicios para no perder la actividad. Por ejemplo, las pasarelas de moda se podrán ver a través de una pantalla, incluso en España, ya que la 080 Barcelona Fashion Week anunció la semana pasada que su próxima edición de Septiembre sería online… el sector de la belleza también se reinventa, como es el caso de Yves Saint Laurent que organizó un virtual room a través de la plataforma Zoom o Charlotte Tilbury que presentó a nivel mundial sus últimas novedades… Y el de la joyería también… lo hemos visto durante estos meses gracias a profesionales del sector que han compartido con nosotros sus experiencias.
Mientras nos reinventamos y buscamos las mejores estrategias para continuar con nuestras vidas, adaptándonos a la nueva normalidad… debemos entender que la industria del lujo y el sector de la joyería y relojería tienen una cosa en común: el sentimiento y la inversión.
En tiempos de crisis, la predisposición a gastar decrece mientras que los consumidores buscan aquello que sea mucho más que un producto. El lujo es una experiencia y también es una inversión, cuando las cosas van mal pensamos mejor en qué gastamos nuestro dinero. Hasta hace poco, viajar era casi la prioridad de la sociedad pero ahora que esto no es posible, que las costumbres cambian y la forma de consumir también… todo lo que tenga un valor sentimental pasará a estar en un primer plano. Por esto, podemos decir incluso que la joyería podría llegar a estar por encima de la moda en tiempos de pandemia. ¿Por qué? Por una necesidad emocional.
El distanciamiento social y el no poder visitar a nuestros amigos y familiares ha generado un sentimiento emocional muy fuerte en nosotros y puede ser que esto sea temporal… pero lo cierto es que tantos días de confinamiento también ha provocado demasiado tiempo para reflexionar, por lo que hemos aprendido a valorar mejor las pequeñas cosas; antes de que ocurriera todo esto, pasar tiempo con nuestros seres queridos era algo habitual, algo del día a día y ha tenido que venir una pandemia para recordarnos que no es así. Es decir, se ha despertado en nosotros esa parte emocional que entre tanto trabajo y confort había quedado en el olvido… algo que también ha despertado las ganas de transmitir esa emoción a través de regalos o autocaprichos.
Esto quiere decir que a la hora de regalar o de demostrar lo que sentimos por algún ser querido, no valdrá cualquier producto, si no que buscaremos aquello que transmita este mismo sentimiento y que, al mismo tiempo y debido a la situación de la economía, perdure en el tiempo. ¿Qué producto cumple con estos valores? Una joya o un reloj. Bajo un consumo más responsable, menos impulsivo y de más calidad y sostenibilidad, la joyería puede estar en el camino de vivir uno de sus mejores momentos.
A esto se suma la apuesta por la proximidad, ya que otra de las cosas que ha despertado la pandemia en la sociedad es la necesidad de mantenerse unidos, de arrimar el hombro para salir más fuertes… y esto empieza por un apoyo más fuerte a las marcas nacionales y al comercio local.
Si para nosotros esto es una nueva normalidad, para la joyería y relojería, esto es una nueva era. Aprovechémosla.