Los Bancos centrales y la fuerte demanda de Asia, entre otras cosas, motivan esta nueva cota del oro
Tras anunciar que, en la tarde del lunes 4 de marzo, la onza de oro registraba una subida del 1.65% a 2.117 dólares, el pasado martes este metal precioso alcanzó su máximo histórico, impulsado por las perspectivas de recortes de tasas de la Reserva Federal (Fed) y por las dudas sobre la economía en Estados Unidos, que benefician a este metal considerado un valor refugio.
Como ya adelantamos, el oro alcanzó a principios de diciembre una nueva cota, registrando históricos por encima de los 2.100 dólares, impulsado por los riesgos geopolíticos y la compra masiva por parte de los bancos centrales. El máximo histórico previo al de este momento se produjo el 7 de marzo de 2022, cuando la onza tocó los 2.075 dólares; unos niveles que también rondó en agosto de 2020, tras el estallido de la pandemia.
Tras registrar una subida del 1.65% a 2.117 dólares, el oro alcanza definitivamente su máximo histórico cuando, hacia las 13h35 GMT del martes 5 de marzo, la onza de oro ganó un 1,27%, hasta los 2.140,20 dólares, superando así su récord de principios de diciembre.
Esta subida está motivada por las preocupaciones sobre las perspectivas económicas mundiales, las tensiones geopolíticas y el cambio en las expectativas sobre los recortes anticipados de las tasas de interés, que han impulsado una mayor demanda del metal precioso, lo que ha llevado a una trayectoria ascendente en los precios.
Por otro lado, expertos apuntan a que las principales razones de esta subida son la acumulación soberana del oro (por parte de los bancos centrales) y la fuerte demanda física en Asia. Los bancos centrales compraron 1.037 toneladas en el 2023, el segundo volumen anual más alto registrado, según sus datos. Con todo, pese a la fuerte demanda de Asia, los inversores occidentales permanecen en gran medida al margen, como evidencia la caída en de los ETFs de oro.
A su vez, el lingote sigue siendo considerado como activo refugio, favorecido por las elevadas tensiones en Oriente Medio, las perturbaciones en el transporte marítimo mundial, los persistentes problemas económicos de China y las elecciones presidenciales de EE.UU. a finales de año.