Quizás el desafío es mantener ese interés por los diamantes naturales teniendo en cuenta que otras opciones son posibles, sin perder el valor y el atractivo de una piedra preciosa que encarna la idea de lo eterno
¿Son los diamantes (y los diamantes de laboratorio) para siempre? Hasta hace nada, los diamantes naturales eran la única opción y la máxima de «A Diamond is forever» era lo único que conocíamos. No hay nada que demuestre que una diamante no pueda ser para siempre, pero si cuando hablamos de diamantes creados hablamos de futuro, puede que nos estemos equivocando. Un diamante sí puede ser para siempre, pero esta industria se ha democratizado y los diamantes naturales conviven hoy con los de laboratorio que, por si no había quedado claro, son el presente (y no son pocas las pruebas que lo corroboran).
Qué los diamantes de laboratorio también son una opción ha dejado de ser un secreto. Según Nivoda, plataforma líder en la industria de diamantes, el año pasado vendieron un 54% de diamantes naturales frente a un 46% de diamantes de laboratorio, este año, las cifras ya han cambiado, registrando un 52% en diamantes naturales y un 48% en diamantes de laboratorio.
«A medida que la tecnología detrás de la producción de diamantes de laboratorio se vuelve más avanzada y los precios continúan siendo más asequibles, se espera que la demanda de diamantes de laboratorio siga aumentando en los próximos años«, afirman desde Nivoda.
Esto no quiere decir que los diamantes naturales queden en un segundo plano o pierdan su valor, si no que estamos antes dos opciones distintas que perfectamente pueden convivir. Por ejemplo, Nivoda continúa ofreciendo una amplia gama de diamantes de alta calidad: 1.100.000 diamantes naturales y 390.000 diamantes de laboratorio.
Sin ir más lejos, la MET Gala fue escenario de diamantes creados en laboratorio aunque no es la primera vez que estos diamantes pisan una alfombra roja. Pero lo cierto es que, que una persona tan influyente como Gigi Hadid apueste por lucir joyas con diamantes creados de la mano de Smiling Rocks dice mucho de lo que podemos esperar a corto plazo puesto que esto no hace más que continuar despertando el interés entre un target también joven.
A esto se suma que, según un estudio de Edahn Golan Diamond Research & Data, y según los datos recopilados por Tenoris, la proporción de ventas de diamantes cultivados en laboratorio ha aumentado en los últimos tres años. Por valor, la proporción de diamantes sueltos cultivados en laboratorio se duplicó de un promedio del 8,3% en 2020 al 17,3% en 2022. La cuota de valor de los diamantes sueltos cultivados en laboratorio se triplicó del 7,2% en enero de 2020 al 22,9% el pasado febrero.
El mismo estudio hace una estimación en la que prevé que «para mayo de este año, se espera que el 50% de los diamantes sueltos vendidos por los minoristas de joyería estadounidenses sean diamantes cultivados en laboratorio. Además, se espera que más de la mitad de las compras de los consumidores de estos bienes sean diamantes cultivados en laboratorio«.
El éxito de los diamantes de laboratorio o creados tiene mucho que ver con la industria del lujo, que también ha experimentado cambios y, apostando por un nuevo lujo más ético y silencioso, que es, al mismo tiempo, el nuevo presente. Un nuevo lujo en el que las generaciones más jóvenes tienen mucho que ver, las mismas que están apostando por este tipo de diamantes. Ya en 2018, el 70 % de los millennials encuestados por MVI Research dijeron que considerarían un diamante cultivado como una piedra de anillo de compromiso.
Quizás el desafío es mantener ese interés por los diamantes naturales teniendo en cuenta que otras opciones son posibles, sin perder el valor y el atractivo de una piedra preciosa que encarna la idea de lo eterno.