La joyería personalizada está jugando un papel fundamental en la transformación que está experimentando actualmente el sector; tanto que incluso consigue que las nuevas generaciones perciban esta industria de una forma totalmente diferente, más cercana y personal. Un concepto que redefine la tendencia del mercado sin perder su lado tradicional. Así nos lo transmite 33facets.
¿Cómo nació la idea de crear 33facets y qué os ha impulsado a lanzar este proyecto?
Nació después de muchas conversaciones y de preguntarnos cómo podíamos llevar, dar a conocer y encontrar a personas que vieran la joyería como nosotros. Personas que quisieran que diéramos forma a esa idea que tenían en mente o que quisieran crear junto a nosotros la pieza que les gustaría regalar a alguien especial o llevar consigo.
No trabajamos con stock: cada pieza nace de una conversación con la persona y de comprender el motivo por el que ha decidido hacerse esa joya. Cada pieza debe llevar su historia o su porqué. No vemos las joyas únicamente como un accesorio de moda, sino como una pieza que después se convierte en un “amuleto”.
¿Por qué 33facets?
Queríamos que nuestro nombre reflejara de alguna forma un material con el que trabajamos. El carbono, después de mucho tiempo, temperatura y presión, consigue transformarse en algo tan bello como un diamante, que luego se talla para lograr ese brillo único.
33 facets son las que tiene la corona de un diamante actual, así que dejamos huella en nuestro nombre y en nuestro logo de ese proceso de transformación que sufre el carbono hasta convertirse en diamante, igual que una persona a lo largo de su vida.
Es una forma de unir el proceso de creación de un diamante con todo lo que tenemos que atravesar como individuos. Estamos creados para brillar, pero antes debemos pasar por etapas vitales para llegar ahí.
Contadnos un poco en qué consiste este proyecto y quién está detrás
Somos un híbrido entre tienda y taller, así que lo llamamos estudio de joyería. Después de trabajar directamente para clientes y también para otros joyeros profesionales (tiendas), buscábamos una forma de poder hacer nosotros todo el proceso y dejar nuestro sello en cada pieza. La pieza cobra sentido cuando la ves puesta en la persona y notas esa emoción al verla; eso es lo que queremos y lo que también nos emociona a nosotros.
Tenemos un taller completo que, entre Rubén y yo, hemos podido formar y donde podemos hacerlo todo en el mismo lugar. Detrás de esto, que ahora tiene cara y ojos (aunque aún queda mucho por mostrar), estamos Rubén y Omar.
Rubén viene de una familia joyera, siendo su abuelo el pionero. Se ha dedicado al sector desde los 14 años trabajando por cuenta propia, para grandes marcas del país, y también ha tenido su propia tienda. Yo, Omar, empecé en este mundo hace ahora ocho años a través de un amigo que me presentó la joyería. Comencé tallando cera, haciendo mis primeros diseños de forma autodidacta, pasando por cursos y formaciones de personas que admiraba por su forma de trabajar. También he tenido la suerte de conocer a grandes profesionales que me han compartido su experiencia y de los que he aprendido mucho.
Cada día aprendemos algo, pero entre los dos hacemos el equipo perfecto para diseñar y crear una pieza desde 0 hasta el 10.
La demanda de joyas personalizadas está creciendo. ¿Por qué creéis que el sector está experimentando este auge?
Todo lo que es artístico no es algo necesario o vital, pero nos hace humanos. Se crea a partir de un deseo. Las personas no sabemos lo que queremos hasta que lo vemos.
Mucho sector artesano no está desapareciendo, sino adaptándose a los cambios y a las nuevas preferencias de consumo. La mayoría de las personas que vienen a nosotros buscan algo único, algo que hable de ellas. Creemos que lo personalizado está en auge porque, en un mundo donde todo viene hecho, que te ofrezcan formar parte del proceso es un valor añadido y una experiencia. No nos compran solo la pieza; nos compran el cómo, quiénes somos, lo que transmitimos y la oportunidad de hacerse o regalar algo con su esencia.
¿Creéis que la joyería personalizada ha cambiado la forma en la que las nuevas generaciones perciben este sector?
Totalmente. Gracias a las redes sociales o a talleres abiertos, estamos mostrando cómo se hace y qué hay detrás de esa pieza perfecta o imperfecta que antes se veía casi intocable detrás de un aparador.
La gente joven busca personas que les motiven, que les enciendan esa llama interior, y sentir que quien hace esa pieza es alguien cercano, no algo distante. Eso, sumado a la llegada de la tecnología al sector, está acercando a estas nuevas generaciones al oficio o al menos a curiosear.
Además, muchos referentes actuales —cantantes, actores, deportistas— llevan piezas únicas o personalizadas, y ellos también quieren algo así. Hoy hay muchas alternativas de materiales para llegar a todo tipo de presupuestos.
¿Trabajáis con diamantes naturales y creados en laboratorio? ¿Por qué?
Trabajamos con los dos. Nuestra función es informar al cliente, no decidir por él. Cuanta más información le demos, más capacitado y seguro estará para tomar una decisión. Nosotros acompañamos al cliente a elegir según lo que busque y según su presupuesto.
¿Cómo creéis que ha evolucionado el mundo de los diamantes?
No somos expertos en cómo se mueve el mundo del diamante, pero sí sabemos que la tendencia es hacia el diamante de laboratorio, y va a jugar un papel muy importante en los próximos años. Ahora solo falta que las personas lo conozcan y no lo vean desde el prisma de “este es bueno y el otro es malo”.
¿Existe un consumidor más informado o el sector debería ser más transparente?
Ambas cosas. Antes era un sector más opaco; ahora cualquiera puede comparar precios buscando un poco en internet y tener una referencia. La joyería, sin embargo, es muy difícil de comparar: una pieza en un lugar y en otro puede tener hasta tres veces diferencia de precio. Lo más ético es informar primero al cliente y, con esa información, ayudarle a decidirse.
¿Cómo exploráis el concepto de joyería personalizada desde una visión moderna sin dejar de lado el valor tradicional?
Sabiendo adaptarnos y aprovechando todo lo que hoy tenemos a nuestro alcance para llevar a cabo nuestra misión, que va más allá de hacer la pieza perfecta. Hoy importa tanto la pieza como la comunicación y quién la hace. De nada sirve crear la mejor pieza si no sabes tratar a la persona que ha confiado en ti. Todos los oficios pueden verse desde una parte fría y técnica o desde el corazón y la pasión.
Acabáis de inaugurar. ¿Cómo está siendo este inicio y cómo imagináis el futuro de 33facets?
Estamos muy contentos. Por fin, después de casi dos años madurando la idea de cómo queríamos que fuera nuestro estudio, el lugar donde recibir a las personas, lo vemos hecho realidad y ha quedado precioso.
Llevamos años trabajando internamente, “a oscuras”, sin hacer mucho ruido, pero ahora estamos preparados para aportar nuestro granito de arena a este oficio tan antiguo y bonito, para que las piezas vuelvan a llevar el significado que se merecen.
Estamos muy agradecidos por el recibimiento y el cariño de quienes ya nos conocían y de quienes nos han descubierto ahora. Cuando les contamos lo que hacemos o cómo lo hacemos, nos desean lo mejor. Así que, por nuestra parte, tenemos mucha ilusión de dar a conocer este proyecto y quiénes somos. Las personas que confían en nosotros harán el resto.

