La incertidumbre geopolítica, la guerra comercial o el elevado coste de ciertas materias primas está causando que diferentes industrias se hayan visto en la obligación de elevar el precio final en muchos de sus productos causando, en ocasiones, el rechazo o la duda de los consumidores. Resulta que la joyería está resistiendo a esta situación y se convierte en la mejor opción de regalo o autocompra entre los más jóvenes.
Desde 2010, las maisons de lujo han ido subiendo los precios de sus best-seller mucho más rápido que las marcas de joyería, según datos de UBS. Como resultado, la joyería ha conservado una mejor percepción de la relación calidad-precio en la mente de los consumidores lo que ha provocado que este sector supere en rendimiento a la moda o a los artículos de piel.
“Se puede comprar una pulsera Cartier por unos 1.000 €. Ya no hay bolsos disponibles a ese precio”, afirmó Claudia d’Arpizio, directora global de moda y artículos de lujo de Bain & Company, para Bof. “Esto convierte a la joyería en un regalo perfecto para los consumidores más jóvenes“.
En tiempos de incertidumbre la fórmula es clara: capitalizar a corto plazo inflando los precios u optar por ganancias lentas y constantes para generar valor a largo plazo. Y, según Bof, las marcas de joyería, en esta caso haciendo referencia a casas de lujo como Cartier, optaron por la segunda, aumentando sus precios solo un 3%.
Está claro que cuando la situación es complicada, vender al mismo precio puede resultar contraproducente pero, en este sector, al igual que en el del lujo, no es posible aumentar el precio final para luego volver a bajarlo porque se pierde ese valor de exclusividad. La joyería además cuenta con un valor añadido, que es la carga emocional.
De hecho, esta moderación en los precios ha hecho que la joyería sea comparativamente más atractiva para los clientes con aspiraciones que buscan un valor duradero y ha abierto la categoría a una clientela más joven y diversa, especialmente en Europa y China.
Además, la joyería puede jugar con la combinación de productos más accesibles gracias a la oportunidad que ofrece la diversidad de materiales, ofreciendo una gran variedad de productos. El efecto regalo también está causando resultados positivos ya que, aunque se trata de un gesto que siempre ha sido una tradición en este universo, ahora se recupera, conquista a nuevos públicos y, además, se convierte en estrategia de marca para captar a los clientes más jóvenes y mantenerlos en el tiempo.
Los resultados demuestran que este sector mantiene su atractivo para todas las generaciones y grupos demográficos: cada vez más mujeres compran joyas para sí mismas, y los hombres también muestran un creciente interés por la joyería fina. “Las perspectivas para la joyería en 2025 siguen siendo favorables”, afirmó d’Arpizio. “La joyería es mucho más resiliente”.