Siempre se dice que los congresos son espacios privilegiados para el diálogo, el análisis y la anticipación… Nuestro sector está pidiendo a gritos una unión total del sector y no mejor ocasión que celebrar un congreso para ello.
Después de aquel primer congreso celebrado en Córdoba del 8 al 11 de noviembre de 1990 urge organizar otro y debatir los temas de actualidad tanto de nuestra industria como de distribución, formación y en definitiva debatir nuevas formas de entendimiento. Mostrar la amplitud de miras y el espíritu colaborativo, mejorar las relaciones comerciales, impulsar la productividad y competitividad… Es necesario escuchar ideas que casi siempre marcan épocas.
Hay que tratar todo: ver los nuevos modelos de negocio, la evolución del consumidor, el papel de las marcas, la innovación, el liderazgo, la gestión… en un entorno cada vez más complejo y cambiante.
Tenemos que anticiparnos a lo que está por llegar y que sin duda marcará el rumbo del sector. La globalización de los mercados, el auge del comercio electrónico, la digitalización, la irrupción de la inteligencia artificial. Y la urgente necesidad de avanzar hacia un modelo sostenible u duradero
Empresas grandes, medianas, pequeñas. Todas están en proceso constante de transformación y adaptación a la nueva realidad.
En el primer congreso recuerdo que una ponencia fuerte fue la implantación del IVA. Treinta y pico años han pasado. Hoy, con la satisfacción del camino recorrido, nos queda darle las gracias a todos los que nos han traído hasta aquí. Todo lo que allí se debatió fue clave para hacer este recorrido; pero debemos seguir avanzando. Ahora nos toca otra reflexión. Seguir trabajando y continuar ampliando la mirada.
Realidad y verdad no siempre coinciden, pero siempre se conjugan por la vía de la negociación.
Las reglas de juego internacionales distan hoy de ser las que conocíamos y teníamos cuando se celebró aquel congreso.
Todo está en perfecta evolución. Un consumidor cauteloso, el despegue digital, los avances DRM (Gestión de Derechos Digitales) son imparables y con una presión regulatoria en aumento. Tenemos grandes retos por delante. ¿Los afrontamos juntos o seguimos cada uno a nuestra bola?
Estamos en un sector donde la confianza es clave y la unión imprescindible e inminente. No se puede vivir en la incertidumbre constante. El cambio es una constante en toda empresa.
La cultura de la empresa y de un sector marca el destino; es la manera de ser da cada sector lo que hace cada día y termina definiendo lo que hacemos, el cómo lo hacemos y para qué lo hacemos.
Tenemos que saber aceptar los cambios con la misma deportividad que las oportunidades. Lo que se proyecta hacia fuera, empieza dentro. Recordemos que la arrogancia siempre mata a las personas.
No hay que temer a equivocarse. La valentía y la confianza también se entrenan cada día. Dejemos que la IA se convierta en infraestructura crítica de un negocio. Vivamos cada día como si fuera el último. Hay que saber entrar y salir de forma airosa.
En aquel congreso recordábamos la necesidad de crear marcas y apostar por la calidad, pues ello sigue en pie y cada vez más acuciante.
Nuestro sector se basó en la tradición y desde ella también se puede innovar. Recordar que es el cliente el que marca el camino. Estamos ante un gran reto: Conseguir que las nuevas generaciones sigan creyendo y confiando en lo que heredan de sus antepasados y del presente. Personalmente soy optimista respecto al futuro del sector. Nuestro patrimonio sectorial es extraordinario.
La suerte no existe, hay que buscarla y trabajarla. En nuestro sector más que en ninguno, las nuevas marcas han de ser aquellas que además de crearlas pensando en la eficacia, se creen para la emoción.
Con datos de la IA podemos anticipar tendencias, optimizar recursos, personalizar experiencias en tiempo real. Y siempre en formación. La tecnología bien aplicada puede ser el puente entre eficiencia operativa y relevancia emocional.
Y en las marcas hay que buscar el equilibrio entre marca de fabricante y marca de establecimiento o distribuidor. Y es muy importante defender la competencia entre marca de fábrica y de distribuidor.
Otro dato que debemos tener en cuenta es que hoy la calidad percibida predomina sobre la calidad ofrecida. Una vez más, la imagen vale más que mil palabras.
Hay que repensar todo. Si el comprador no ve calor, buscará precio. Pero si ve ese valor suele estar dispuesto a pagar más, Ello nos obliga a repensar no solo qué se vende, sino cómo crear y comunicar ese valor.
El futuro será de aquellas empresas que aborden la relación con el consumidor de una manera cercana, escuchando, entendiendo y compartiendo. La capacidad de sorprender y la agilidad en la adaptación han de se ser claves.
El debate está servido y necesita de profunda reflexión. ¿A qué esperamos para poner hilo a la aguja y empezar a coser? Un congreso ha de brindar la oportunidad de mostrar lo que somos y hacia dónde queremos ir, no solo proclamándolo, sino viviéndolo con intensidad.