Una historia que también es una esperanza para otras empresas de la provincia afectadas
Singularu, la empresa de joyería valenciana, también sufrió las consecuencias de la DANA al quedarse sin nave. Ubicada en Picanya, esta quedó completamente devastada y, como afirmaron a través de redes sociales, «somos el sustento de más de 350 familias depende de nosotras«. Por ello, no dejaron de trabajar y, ahora, acaban de lograr en tiempo récord un nuevo almacén.
El caso de Singularu es un halo de luz en una situación tan complicada, una esperanza para otras empresas de la provincia afectadas por la DANA que, además, ya se estaban preparando para la campaña de Navidad; una campaña que, en el caso del sector joyero, es de las más importantes.
El objetivo de Singularu era volver a trabajar, seguir adelante con los envíos de productos por todo el país. Y así lo han conseguido en tiempo récord, gracias a la ayuda de unos contactos. “Nuestro objetivo era volver a ponernos en marcha lo antes posible”, cuenta a EFE la directora general de Singularu, Cristina Aristoy, que explica que dejaron la nave de Picanya el jueves 31 de octubre, poco después de las inundaciones, y tuvieron la suerte de encontrar rápido un nuevo almacén en otra localización.
Un récord que se ha conseguido gracias al apoyo y ayuda de todos los trabajadores de la empresa, que han echado una mano con la mudanza. Y, a pesar de la incertidumbre y el estrés, la empresa se ha mantenido unida en un momento tan complicado para, juntos, continuar con una normalidad tan añorada. A pesar de ello, Cristina afirma la suerte que han tenido por poder proseguir con su actividad desde el nuevo emplazamiento.
Singularu cuenta con alrededor de 60 tiendas en toda España, las cuales han podido seguir vendiendo sin ningún problema gracias al producto que ellas mismas tenían almacenado. A lo que afectó la DANA fue a los pedidos online que, como consecuencia, han sufrido retrasos aunque, como afirman desde la marca valenciana, los clientes también han mostrado su apoyo y comprensión ante esta situación.
Desde la marca añaden que, por el momento, seguirán trabajando desde el nuevo almacén y todavía no se sabe si será posible volver en algún momento al de Picanya, que ya está limpio de barro pero sigue sin agua y sin luz.