«Hemos llegado a una saturación en todo y no quiero aportar eso, quiero aportar algo más especial, ético«
De origen donostiarra y afincada en Pontevedra, Sara Rodríguez, de Sara Tejerina, comenzó su andadura en el universo joyero trabajando como diseñadora para marcas como Aristocrazy o Carolina Herrera hasta que decidió que era momento de emprender su propio camino. Dio vida entonces a Sara Tejerina, la marca de joyas que, desde los ojos de una nueva generación, apuesta por el lado más tradicional de este sector.
Has trabajado como diseñadora de joyas para marcas como Carolina Herrera y Aristocrazy, ¿cómo empieza tu pasión por la joyería?
Vengo de una familia de artistas, eran escultores y trabajaban sobre todo la madera haciendo desde bastones hasta cuencos, como mi abuelo, que trabajó todos los días con las manos, hasta sus 90 años. Mi tía también era artista puesto que era pintora y es una de mis mayores referentes, de hecho tengo una colección inspirada en ella, así como mi madre. Desde pequeña tuve claro a lo que me quería dedicar.
En un principio estudié moda, realmente me gusta esta industria y diseñando me di cuenta que había muchos detalles a tener en cuenta en una prenda, como los botones. En ese momento me di cuenta que me gustaba más enfocarme en ese detalle y utilizar materiales nobles, como es el oro, que es ese metal que está intacto en las primeras joyas encontradas de épocas pasadas. Son microesculturas y tienen siempre mucho simbolismo.
Decidí entonces estudiar joyería en la Escuela Arte 3 y empecé a trabajar en Aristocrazy. En dos años hicimos muchísimas cosas, trabajamos mucho y fue una época muy emocionante en la que cogí más pasión todavía por este sector. A los dos años me fui a Carolina Herrera y también fue una época muy interesante, ya que tocábamos otros materiales como abalorios o rafia y era un proceso mucho más creativo.
Ahora trabajas en tu propia marca, ¿por qué decides comenzar este proyecto?
Cuando todavía estaba en CH me rondaba la idea de hacer algo mio, más personal. Me gustan mucho los materiales nobles como el oro y la plata para crear microesculturas que se alejan de las tendencias, para no crear piezas en masa, sino algo más delicado y más exclusivo. Después del coronavirus algo en mi mente hizo clic y quise mudarme a la montaña que es donde estoy ahora, en Pontevedra. También quería trabajar la joyería como se trabajaba antes, con las manos y con materiales que duran toda la vida y a través de procesos éticos y sostenibles. Disfruto mucho de todo el proceso.
¿Cómo fue para ti la experiencia de emprender en este sector?
Al principio, y después de trabajar en dos grandes nombres, fue bastante emocionante y tenía muchas ganas de vivirlo pero, a su vez, fue muy solitario y más complicado. Llevo dos años y ahora ya es todo más estable, voy conociendo al sector y a los artesanos.
¿Y cómo describirías tus joyas?
Minimalistas y ergonómicas; me gusta mucho que tengan diferentes vistas al rotar la joya, por ejemplo los anillos se pueden apilar y esto es lo que más define a mis joyas. Siempre trabajo con materiales nobles, nunca hago baños ya que en la plata, por ejemplo, me gusta ver su proceso natural, que envejezca por sí misma; utilizo gemas naturales que sé de donde provienen. Intento que todo sea a mano, aunque a veces utilizo el 3D si la pieza es más compleja.
La artesanía y el saber-hacer del sector joyero aportan un gran valor y hacen que esta industria sea única; las nuevas generaciones de marcas no siempre apuestan por esta artesanía pero tú sí lo has hecho, ¿por qué?
Me parece que es muy importante para las futuras generaciones que van viniendo, que además lo van teniendo en cuenta. Hemos llegado a una saturación en todo y no quiero aportar eso, quiero aportar algo más especial, ético, que perdure en el tiempo y, en el caso que no quiera perdurar, que puedas fundirlo y hacer una nueva joya.
Y también apuestas por el sello Made in Spain. ¿Cómo es esto de importante para ti a la hora de crear una marca?
Imprescindible. En España siempre hemos tenido grandes joyeros y las joyas siempre han sido muy importantes, incluso Tiffany & Co. tiene joyas hechas en España. Es una marca de mucho valor que tiene mucha relevancia y tenemos mucha cultura y saber-hacer; hay que apostar más por el producto local, por lo hecho en España, por nuestros artistas.
Las generaciones más jóvenes cada vez tienen mas interés por este sector, ya sea para lucirlas o, como en tu caso, para también crearlas. ¿Crees que los jóvenes joyeros contáis con todas las herramientas necesarias y con el mismo reconocimiento?
Es más complicado, aunque ahora tenemos las redes sociales como ventaja, antiguamente tenías las tienda del barrio y poco más. Tenemos ventajas y desaventajadas, también tenemos más competencia pero creo que el mundo digital es una gran oportunidad; yo estoy llegando a mucha gente sin tener que moverme, tanto a nivel nacional como internacional.
¿Qué planes de futuro tienes? ¿Te gustaría expandir la marca?
Sí me gustaría y generar un buen equipo, con personas con mucho talento y ganas de trabajar. Me gustaría llevar la marca lo más lejos posible pero sin caer en la producción en masa, siempre mediante pedidos y con producción local.
