En momentos de turbulencia, es necesario mantener el rumbo. El presidente de EE.UU. ya admite que sus políticas proteccionistas traen alguna turbulencia a corto plazo para su país. Signo de ello es: la caída de la bolsa, el freno de inversiones y, lo que es mas importante, la pérdida de confianza del consumidor.
El problema es que esto traspasa fronteras. Todas las incertidumbres llegan a superar las de la pandemia. No nos conformemos con decir que España depende poco de EE.UU. y por ello no nos va a afectar tanto…
Las noticias que llegan del otro lado del Atlántico no son buenas. Todas estas decisiones en una economía globalizada son muy difíciles de controlar. Tendremos que cambiar hábitos y adaptarnos a un entorno diferente
Las turbulencias provocadas por la llegada de Donald Trump nos van a obligar a seguir trabajando con mucho más esfuerzo para llegar a la ruta deseada. Sigamos muy de cerca el ruido y el contenido y tomemos decisiones correctas.
La acción, unión y formación seguirán siendo el eje vertebral que permitirá al sector seguir siendo eficiente y competitivo en este campo de juego cada vez más complejo e impredecible. El reto sigue siendo informarse y formarse para mejorar la productividad y ganar competitividad.
El panorama está servido. Lo que unos ganan otros lo pierden, y a esto le empiezan a llamar geopolítica de suma “0”.
Tenemos que abrir ventanas de innovación, estar inquietos, tratar de ver lo que pide el mercado, escuchar al cliente de hoy y adelantarnos a lo que pedirá mañana. Aprendamos a ser escuchadores profesionales de nuestros clientes y atendámoslos como se merecen. Recordemos que somos personas que trabajamos y atendemos para la satisfacción de otras personas.
Pensemos en grande y sigamos buscando oportunidades; seguir soñando y ser muy rápidos en la toma de decisiones. Pensemos y actuemos como buenas personas y con la mente muy clara. No hablemos a menos que seamos capaces de mejorar el silencio.
Y a la hora de fabricar hagámoslo pensando en mucha calidad, buen diseño, mucha innovación y muy buenos costes, siempre adaptados a la economía del momento. Sin olvidar esa comunicación necesaria e imprescindible en la vida moderna.
Yo soy de los que piensan que estamos en un buen país y en un muy buen momento. Se dice que el que tiene un modelo, tiene un tesoro.
Tomemos decisiones valientes aunque nos parezcan impopulares o molestas; pero sabiendo siempre a dónde vamos, con quién vamos y para qué vamos. El a quién nos dirigimos es clave en la toma de estas decisiones.
Hay que adaptar la capacidad de las empresas y aplicar la innovación para convertirlas en ventaja competitiva y sostenible. Esta es la mejor hoja de ruta.
Innovación. Tecnología. Formación. Optimización. Comunicación. Y lo que es más importante, unión y colaboración.
“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”, M. Luther King.
“A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si faltara esa gota”, M. Teresa de Calcuta.
Sí. Los aranceles impuestos por Trump representan un desafío significativo para nuestra industria joyera, pero también pueden traer oportunidades estratégicas si se gestionan adecuadamente.
Nuestras exportaciones a EE.UU. van alrededor de los 1.200 millones de euros y se verán afectadas por esos aranceles. Ello encarece nuestras joyas en ese mercado reduciendo su competitividad.
Pero a pesar de ello puede representar una oportunidad para nuestra industria joyera. La necesidad de reducir dependencia americana puede y debe impulsar a nuestras empresas al reforzamiento de la marca “Made in Spain” y destacar la calidad, el diseño, la artesanía y así diferenciarnos de otros competidores internacionales.
La presión para mantener la competitividad puede fomentar la innovación en diseño y la adopción de prácticas sostenibles, alineándose a las tendencias globales y a las preferencias de los consumidores.
Estos aranceles pueden ser el catalizador para que nuestro sector se reinvente, diversifique sus mercados y fortalezca su propuesta de valor. La clave va a estar en la capacidad de adaptación y en la implementación de estrategias que conviertan este desafío en una oportunidad de crecimiento y consolidación internacional.