En un estudio reciente se ha determinado que la mayoría de las personas usan relojes de pulsera para saber la hora. Sin embargo, los relojes miden la hora de formas completamente distintas
La mayoría de las personas usan relojes de pulsera para saber la hora, así lo demuestra una encuesta representativa* de la población alemana, que se llevó a cabo por encargo de la página web Verivox por parte de NOMOS Glashütte, y que determina que el 38 % de los alemanes recurren a sus móviles para saber la hora. Otro 9 % recurre a algún reloj que tengan cerca, por ejemplo, un reloj de casa, el de la estación, el del coche o el que haya en el trabajo. Sin embargo, nada menos que el 52 % de las personas recurren al reloj que llevan en la muñeca.
Como dato curioso es que aunque la mayoría de la gente siga utilizando un reloj clásico para saber la hora, los móviles tienen más presencia que los relojes (al fin y al cabo, casi todo el mundo tiene un móvil, incluso quienes usan un reloj de pulsera). Pero este estudio también ha revelado que la probabilidad de que una persona use reloj no tiene nada que ver con la edad, pero sí que aumenta conforme a su salario y su nivel de estudios. Jens-Uwe Theumer, vicepresidente del analista de mercados Verivox, lo explica así: «Los relojes de pulsera no son solo relojes; son también un símbolo de posición social«.
A través de esta encuesta, la marca relojera NOMOS Glashütte debate ¿cómo llegan los segundos, los minutos y las horas a un reloj? ¿Cómo llegan a los relojes automáticos o de cuerda manual, a los relojes de cuarzo, a los relojes inteligentes o a los móviles?.
Los relojes mecánicos son la crème de la crème puesto que representan la tradición y la artesanía relojera, la cultura y el prestigio. Además, tienen un gran valor y suelen durar mucho tiempo. El movimiento de este tipo de relojes suele ser de cuerda manual o automático y, en ambos casos, su reserva de energía es mecánica: el resorte. A los relojes automáticos se les da cuerda mediante un rotor, que oscila con el movimiento de la muñeca y le da cuerda al resorte. Sin embargo, a los relojes de cuerda manual se les da cuerda al girar la corona. El resorte pues libera la energía de la reserva durante horas o, en el mejor de los casos, durante días, y el movimiento da la hora.
Por otro lado, el movimiento de los relojes de cuarzo funciona a través de una pila. En cuanto a los relojes inteligentes, o «smartwatches», se trata de dispositivos electrónicos que suelen estar conectados a un móvil y que normalmente no han sido pensados para dar la hora, sino para llevar un control del estado de salud, por ejemplo. Estos relojes también cuentan con baterías para almacenar la energía y, por norma general, se cargan a través de una toma de corriente.
Cómo se logra la precisión
Que todos los segundos duren lo mismo y que los relojes no avancen ni retrocedan se debe a un marcador de ritmo que oscila a intervalos regulares y que, por tanto, es el responsable del tictac de la hora. En el movimiento de cuarzo, hay un cristal (el cuarzo) que marca el ritmo y oscila a alta frecuencia y muy seguido, como un diapasón, pero más pequeño y muy silencioso. ¿Y que hay de la energía? Para ello, los relojes de cuarzo necesitan una pila.
En cambio, en el caso del movimiento mecánico, no hay ni pila ni cuarzo. En su lugar, hay un escape, formado por la espiral, el áncora y, sobre todo, el volante, que marca el paso. Esta última pieza es una fina rueda que oscila hacia delante y hacia detrás con regularidad. Muy pocos relojeros del mundo fabrican este tipo de escape. En NOMOS Glashütte, la fábrica que más relojes mecánicos produce en Alemania, por ejemplo, los relojeros emplean un escape especial de diseño y fabricación propia llamado Swing System de NOMOS. La mejor experiencia en relojería es la garantía de la excepcional precisión de estos relojes mecánicos.
*Encuesta en línea en la que participaron 1184 personas en Alemania en julio de 2022 y que Verivox encargó a Innofact para su realización. Representativa de la población en cuestiones de edad, género y estados federados.