Del online al offline. Singularu, la start-up de joyas asequibles, se lanza al mundo físico y abrirá 90 tiendas físicas tras alcanzar los dos millones de facturación.
Cada vez son más las marcas nacidas en Internet que dan el salto al mundo físico y abren tiendas en las principales calles comerciales. Singularu es la última en sumarse a esta tendencia de mercado, después de haber alcanzado los dos millones de facturación el año pasado.
Singularu nace de la mano de Cristina Aristoy y Paco Tormo, como un portal donde encargar objetos artesanales hechos a medida. «Los productos más vendidos eran joyas, así que cambiamos el modelo de negocio para fabricar y vender nuestras propias joyas«, explica Tormo, encargado del desarrollo de producto. Solo en 2017 lanzaron al mercado 150 modelos nuevos.
Singularu aplica a la joyería el modelo fast fashion, basado en la alta rotación de producto. La particularidad es que las unidades de cada pieza son limitadas y elaboradas por artesanos. La start-up fue incubada en Demium Startups y tras su paso por las aceleradoras Conector y Lanzadera de Juan Roig realiza más de 10.000 envíos diarios a España, Francia, Alemania, Portugal y Reino Unido.
La firma también da la opción de personalizar las joyas con grabados de nombres o mensajes. La logística, básica en toda venta digital, es uno de los puntos clave del negocio de Singularu. «Nuestros productos llegan en 24-72 horas, y los personalizados en 7-9 días«, explica Aristoy.
Ahora llega el siguiente paso, acelerar la expansión física. Los dos fundadores consideran básica la presencia en el mundo físico y ya cuentan con su primera tienda en Valencia. En abril subirán la persiana a un segundo punto de venta en el centro comercial Aqua de Valencia, tras haber recuperado los costes de la inversión del primer establecimiento, y hasta 2020 la previsión es abrir 90 tiendas en toda España, combinando tiendas propias y franquicias.
«La tienda nos permite construir una relación con nuestras clientas, es necesario que sepan que no somos un taller pero tampoco Amazon«, explica Tormo. «Las dependientas, añade, preguntan a toda persona que entra al establecimiento si conocía la marca y cómo la había descubierto, en un intento de replicar en el mundo físico los esquemas de conversión del marketing online. Otra ventaja de la venta física, añade, es que el margen para la empresa es mayor: del 65% del precio frente al 50% en las ventas realizadas online, al tener el coste añadido del transporte al domicilio del cliente«.
Para financiar la expansión, la compañía ha abierto una ronda de inversión de cinco millones de euros. La anterior ronda, en 2016, estuvo liderada por Zriser, el family office de Pablo y Ana Serratosa, que también ha invertido en Mr. Jeff o Playfilm (empresa de videojuegos participada por Roig). «Levanta mucho la moral que empresarios de su calibre confíen en nosotros», confiesa Tormo. Singularu, con un equipo integrado por 17 personas, prevé alcanzar los cuatro millones de facturación en 2018.