El editor de Business Montres & Joaillerie opina que es la única certeza hoy por hoy en el nuevo escenario de la relojería suiza y apela a la imaginación de las marcas de gama media para aprovecharse de los rayos del «Rey Sol», Rolex-Richemont. Dice que Ginebra ofrece más que Basilea en infraestructuras.
“No encontraremos en Ginebra la biodiversidad que reinaba en Baselworld». Esa es la opinión de Grégory Pons, reputado editor de Business Montres & Joaillerie. A raíz de la hecatombe de Baselworld prologada por el trasfuguismo de sus marcas faro como Rolex, Patek Philippe, Chanel, Chopard y Tudor a Ginebra, nos hemos puesto en contacto con este periodista ginebrino, toda una eminencia en el campo de la alta relojería suiza y responsable de lo que él llama “mediafacture d’informations horlogeres depuis 2004”. La verdad es que coincidimos en Grupo Duplex con su hasta ahora último artículo publicado acerca del adiós a Baselword. Titulamos por pura coincidencia como él: Bye, bye Baselworld.
Le hemos pedido a Grégory que nos contestara a la misma pregunta que participamos a la organización ferial de Basilea: ¿Qué pasará ahora con las pequeñas marcas, de relojería y joyería, conectadas a Baselworld? ¿Es posible o probable un espacio paralelo a à Watches & Wonder y el encuentro de Rolex en Ginebra? Aquí están sus palabras:
“Nadie sabe hoy cuál será el formato de la nueva feria coorganizada en Ginebra por Rolex, ni su concepto, ni el alcance preciso de sus marcas. Nadie sabe cómo evolucionará el ex-SIHH, que se convertirá en Watches & Wonders en abril de 2021. ¡Porque habrá dos salones separados, tal vez bajo la misma identidad por razones de comunicación!
La única certeza: no encontraremos en Ginebra la biodiversidad que reinaba en Baselworld, donde había grandes y pequeñas marcas, con joyerías y diamantes, medios y aficionados, proveedores y prestadores de relojería.
Las marcas de gama media y de entrada de gama están efectivamente excluidas de la iniciativa de Ginebra, al igual que los profesionales de la joyería. Esto abre una fantástica gama de posibilidades alternativas para exposiciones paralelas abiertas a los «rechazados» del gran salón Rolex-Richemont. El recurso de Ginebra es abundante en hoteles capaces de acoger a decenas de miles de visitantes y en espacios capaces de albergar salones disidentes. Con un poco de imaginación, uno puede rehacer en Ginebra -que tiene una infraestructura aeroportuaria y ferroviaria mucho más rica que Basilea-, un Baselworld aún más importante, con una reputación internacional mucho más importante».