«Una demanda de consumo acumulada no satisfecha, que suele venir asociada a los bienes duraderos, contribuiría a favorecer un eventual rebote del consumo de los hogares a partir del verano«.
El Banco de España anticipa un rebrote en el consumo a partir del verano, debido a una demanda contenido que podría liberarse durante el tercer trimestre. Así lo ha indicado a través de un estudio del gasto con tarjeta publicado en su web.
Según explica el Banco de España, durante los meses de confinamiento se congelaron ciertas decisiones de consumo, como suele ocurrir en las crisis. Ahora que la situación empieza a parecerse a la normalidad que ya conocíamos, esta demanda no satisfecha, asociada a los bienes duraderos, se verá reflejada en un rebrote del consumo a partir del verano.
Durante el confinamiento, el consumo se ha visto condicionado por las restricciones a la movilidad y no por la confianza de los consumidores, tal y como explica el Banco de España. Así es que, «después de la declaración del estado de alarma, el consumo privado, aproximado por el indicador de gasto con tarjetas, experimentó una caída drástica, igual o superior al 50% internanual, durante un período que comprende los diez últimos días de marzo y los veinte primeros de abril«.
Ahora que se han retomado la mayor parte de las actividades que fueron suspendidas y que se ha normalizado la posibilidad de que las personas circulen sin restricciones, cabe esperar que, de cara al tercer trimestre, «la evolución del consumo refleje fundamentalmente el impacto, sin duda severo, que la crisis pueda tener sobre sus determinantes habituales”. En este sentido, la entidad subraya que es “crucial” que la proporción de empleos que puedan ser salvados mediante expedientes de regulación temporal de empleo (Erte) sea “lo más elevada posible”.
«Por otro lado, las medidas de protección de las rentas y de ayuda a los hogares más vulnerables constituirán elementos de soporte del consumo, dada la elevada propensión marginal al gasto de los grupos poblacionales beneficiarios de esas medidas. Finalmente, un último factor que se ha de tener en cuenta es la posibilidad de que, durante los meses de confinamiento, se hayan pospuesto, como suele ocurrir en las crisis, decisiones de consumo. Esta demanda acumulada no satisfecha, que suele venir asociada a los bienes duraderos, contribuiría a favorecer un eventual rebote del consumo de los hogares a partir del verano«.