Muchas de ellas rozan la ética y sobre todo el sentido común
Una vez más la fuerza de los poderosos impone normas a sus concesionarios rozando la ética, la moralidad, la legalidad y sobre todo el sentido común. No hace tanto tiempo que acciones comerciales similares a la que están llevando ahora algunas firmas de alto nivel, hicieron cerrar o tambalear tiendas emblemáticas de nuestro país.
Ya no solo es la obligación de comprar modelos de piezas que no se venden o la exigencia de remodelar escaparates por la propia marca cada dos meses, si no que ahora además les exigen hacer córners diseñados, fabricados y montados por la propia marca.
¿Acaso la marca ha invertido en el local, ya sea de compra o alquiler, en una de las zonas más caras de cada ciudad? ¿Qué garantías dan esas marcas de que vamos a tener un contrato o licencia para “x” años, ya sean 10, 15 o 20?
¿Y nuestros joyeros de prestigio en esas ciudades?, ¿“tragan” con la imposición sin más…? Conocemos casos en los que incluso han tenido que pedir créditos e hipotecar viviendas para poder cumplir con las exigencias de la marca.
Echemos la vista atrás y preguntemos a los que ya sufrieron ese calvario e invirtieron en compras que no podían digerir; y luego, si a la marca le parecería insuficiente lo que habían hecho, meses después les retiraban la concesión.
Todo ello, por supuesto, con explicaciones poco o nada convincentes, y sin la recompra de esos stocks ni la devolución de la inversión efectuada. ¿Dónde está nuestra dignidad a la hora de aceptar tal oferta? ¿Hemos hecho números para ver la rentabilidad de distribuir marcas con esas prácticas?
La verdad es que tenemos constancia de que alguno sí se ha opuesto a ello y ha plantado cara a la marca, pero de los cinco dedos de la mano, al menos nos sobran tres. Y no por oponerse a esta exigencia se les ha quitado la marca; al contrario, le dicen que no lo comenten para evitar que los demás sigan su ejemplo.
Amigo detallista, no siempre disponer de esas marcas le lleva a ser el mejor en su ciudad. La marca puede tener mucha fuerza, pero no es suya y ella juega con usted, se posiciona, le utiliza, se aprovecha de su negocio, de sus conocimientos, de su posición y prestigio… Mientras usted la siga como el “cordero a su madre”, sepa que está pendiente de un hilo muy fino… Puede que se levante un día y encuentre que le han quitado la licencia, dejándole un stock de muy difícil venta y una deuda inmobiliaria importante a la que va a tener que hacer frente.
No queremos alarmar a nadie, ni hacer daño a ninguna marca; pero queremos ayudarle a abrir los ojos para que, si le llega tal proposición, mire por la salud de su negocio y haga números.