El pasado 6 de agosto Francisco Cintado, joyero de Carmona, fue brutalmente apaleado en su propio negocio. Semanas más tardes la Guardia Civil ya puede identificar a los presunto asesinos. Los autores serían tres personas de nacionalidad rumana que huyeron en un vehículo oscuro tras cometer el crimen.
El asesinato fue grabado por dos cámaras de seguridad, que sirvieron a los agentes de la Guardia Civil para identificar a los autores, que iban a cara descubierta. Los asaltantes arrancaron una cámara pero no se percataron que en el local había otras dos. Además, dejaron numerosas huellas y restos biológicos en el interior de la tienda, que fueron analizados por los especialistas del laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil y del Equipo de Inspecciones Oculares (ECIO) de este cuerpo, desplazados desde Madrid para examinar la escena del crimen.
Cintado fue asesinado a golpes por unos atracadores que lo torturaron para que abriera o les diera la clave de una caja fuerte junto a la que apareció su cadáver, maniatado y amordazado. Una de las cuestiones que la investigación debe aclarar es cómo entraron los delincuentes en la joyería. El joyero trabajaba solo en la tienda y a puerta cerrada, y era él quien abría la puerta a los clientes, que tenían que pulsar antes el timbre.
Un testigo vio a tres personas salir de la joyería cargando con bolsas la tarde del crimen. Este testigo vio después a los sospechosos subirse a un coche que estaba aparcado en las inmediaciones del negocio, ubicado en la calle Pablo Neruda de Carmona.
Ahora, la Guardia Civil ha solicitado la colaboración de Interpol para tratar de localizar a los sospechosos, que podrían haber salido de España y encontrarse en algún otro país europeo desde poco después de los hechos. Uno de los destinos a los que podrían haber llegado es Rumanía, su país de origen.