“Nos posicionamos en el lujo asequible ofreciendo al mercado peninsular marcas honestas y con un ADN fuerte”.
Charles Gastine trabajó 15 años en Richemont, en diversos países, con diferentes cargos y también marcas (Cartier, Piaget, Panerai…) hasta acabar en Madrid con Baume & Mercier como brand manager para España y Portugal. Y, tras cuatro años en el cargo, en 2006, “me lancé a la piscina por mi cuenta. Con mi familia estábamos muy felices en España, veía que había oportunidades y creé mi propia empresa”. Así nació Ibelujo que se posicionó desde su origen en el terreno del lujo asequible. En la actualidad cuenta con un equipo de 10 personas llevando en su porfolio las marcas relojeras suizas Frederique Constant y Alpina, además de la alemana MeisterSinger, y de haber recuperado Ebel. En joyería, dos firmas muy codiciadas, Messika y Marco Bicego. Finalmente una marca de gemelos, Deakin & Francis, el joyero más antiguo de inglaterra, en su septima generación. Son firmas muy bien seleccionadas, Charles Gastine no deja ni un detalle al azar a la hora de trabajar con marcas y clientes. El equilibro entre pasión y cerebro le caracterizan. “Buscamos marcas con personalidad, pero con un punto clave que es el producto honesto”.
Háblenos de los orígenes de Ibelujo. Creemos que comenzó con Ebel…
Sí, al principio comencé yo solo, haciendo 80.000 km al año y reactivando la marca Ebel, que fue mi primera niña, en 2006. Y un par de años después, nos golpeó la crisis… Así que no ha sido un camino fácil. Por aquel momento decidimos afincarnos en Barcelona, para estar más cerca de nuestra familia francesa, y llegaron a nosotros más marcas.
Volviendo a Ebel, seguimos trabajando con ella, a pesar de sus altibajos, pero, como pasa siempre en la vida, tu primer amor es algo que nunca se olvida. Me alegro mucho porque ahora la marca vuelve con ideas claras, está en muy buenas manos y no se ha desprestigado, manteniendo siempre una distri- bución y una clientela selecta. Ahora es el momento de recuperar el nombre para ir a más. Igual tardaremos tiempo, pero no hay que darse prisa. Lo he aprendido en la experiencia laboral; la cosas bien hechas requieren su tiempo.
Diez años después Ibelujo posee una cartera de siete marcas muy bien posicionadas, lo que dice mucho de lo acertado de su política comercial…
Es mi filosofía y la de Ibelujo, sabemos donde estamos, tenemos un posicionamiento de lujo asequible, de marcas independientes, serias, pero con un ADN fuerte y con la intención de dar la mejor calidad posible al precio justo. Buscamos marcas con personalidad, pero con un punto clave que es el producto honesto. Y hoy en día esto es muy importante, ya que la gente busca información, hay demasiada oferta, te bombardean con ella,… Vivimos una revolución en el consumo, pero la relación calidad-precio y honestidad son esenciales. Yo no me siento capaz de vender una cosa que está sobrevalorada.
Diez personas en su equipo en estos momentos. ¿Qué supone para usted el factor humano?
Para mí es fundamental, considero que un proyecto empresarial no es cosa de una persona. Sí que soy el fundador de Ibelujo, y su perfil es importante, pero la actitud siempre lo es más. Ser humildes, trabajadores, respetuosos… Intentamos también pasarlo bien, y a lo largo de los años hemos ido creciendo. Hasta con nuestro servicio posventa SAV (Pedro Morante) y nuestra agencia de comunicación Emblem (Riad Gueche). Valoro mucho a nuestro equipo y la experiencia de cada uno. Por ejemplo, entre nuestros comerciales contamos con gente con experiencia en tienda, y cuando hablan con el joyero, hablan de tú a tú y tienen una credibilidad. Esto es para mí fundamental, más en un momento en el que el gremio está sufriendo tanto. Ahora es el momento de tomar decisiones a todos los niveles de la cadena para otra vez ofrecer al público los valores intangibles que un reloj o una joya ostentan desde sus orígenes. Hablan de ti, de tu relación con los demas, son regalos muy personales. El amor, la fidelidad, la creatividad… nos diferencian como seres humanos, El mundo evoluciona, pero este coresiempre permanecerá.
¿Qué mensaje desearía compartir con el sector?
El primero, de confianza en lo que hacemos, y transmitir apetito de vida. En nuestro gremio, por desgracia, se ha perdido la ilusión tanto a nivel de marcas como de establecimientos. Dedicarse al público requiere unas capacidades, y si lo haces por gusto, ello se transmite al consumidor final, que está harto de solo ver una oferta repetitiva.
El valor del trabajo es una cosa clave, el esfuerzo… En la crisis lo hemos pasado difícil, pero volquémonos en nuestros valores más sanos. Por eso estoy orgulloso de vender las marcas que defendemos, porque aportan una diferencia y una relacion calidad-precio fantástica y no “queman” ilusiones.
Cada actor de este gremio tiene que reinventarse, esforzarse en trabajar, practicar la curiosidad. Lo que intento transmitir a mis hijos y equipo es no perder la voluntad por aprender cada día, porque ello te hace crecer como persona y profesional.
El factor humano, la confianza, el respeto, la actitud son temas para mí muy importantes. En mi vida personal no he parado de hacer deporte, y este te transmite capacidad de sufrimiento. Cuando es duro, es lo que hay; valoras el trabajo en equipo, la calidad de cada uno; la importancia de ser caballero. La aventura de un empresario es también eso. Y seguridad en ti mismo, no prepotencia. El peor de los asesores es el miedo.
Entrevista a Charles Gastine completa en Contraste.