En el día de ayer el Festival de Cine de Lima dio su pistoletazo de salida, con una celebración que durará hasta el próximo 11 de agosto. Considerada la fiesta cinematográfica más grande del país, Marco Mühletaler, Director General del Festival, y Josué Méndez, Director artístico, dieron la bienvenida al evento.
Además de la importancia de este festival, que celebra este año su 22 edición y donde el cine latinoamericano ha sido premiado, también se ha contado con presencia española como invitados; entre ellos Marisa Paredes, Rosa Montero, Fernando León de Aranoa.
Otro detalle importante de este festival de cine es el trofeo. Diseñado por la joyera Ester Ventura, quien da una nueva vida a una caracola típica de las costas del norte del Perú y del Sur de Ecuador.
Ester Ventura nace en Buenos Aires aunque en 1974 se traslada a Lima. Joyera reconocida a nivel mundial, su trabajo artístico es vanguardista con influencia del arte prehispánico. Ella usa metal, piedras, huesos, conchas y textiles en sus obras, que le dan un toque muy especial.
Spóndylus, valva solar
El Perú lo llama mullu.
Su caracola tiene el fulgor de la tarde cuando el verano es insolente.
Era y es una suerte de alma agorera. Varía del rojo al coral y a veces, se tiñe de morado.
Previene de corrientes que traerán copiosas lluvias.
Los antiguos habitantes de estas orillas usaban esta valva como ofrenda para halagar, pedir y agradecer todo lo brindado por la Madre Tierra. Por eso su presencia era sagrada.
Es un molusco.
Habita en las profundidades vecinas a las costas del norte del Perú y del Sur de Ecuador. Pescadores avezados hacían largos viajes en naves rudimentarias para encontrarlos.
Le daban forma a su fervor.
Sí, desde esos tiempos manos arcanas han ido tallando, puliendo, engarzando y modelando primorosas formas hasta transformar su agresiva piel en porcelana.
El mullu los ataviaba.
Mucho más que adorno es talismán. Emana sutilmente sus cualidades protectoras.
Quizás por todo eso Ester Ventura
atesora el spóndylus, lo cobija y le da infinitas moradas en plata.
Es ella quien por los años 80 los redescubre.
Con ellos ha recorrido el mundo mostrando la nueva cara de la joyería peruana contemporánea.
Es ella quien, junto con los responsables del Festival de Cine de Lima, ha sentido el irrenunciable impulso
de darles un sitio protagónico en este ritual, en esta fiesta del arte que se celebra cada año en nuestra ciudad, erigiéndolo en trofeo.