La empresa, que opera oficialmente bajo la sociedad Compagnie Financière Richemont SA, se encuentra en pleno proceso de disolución de la división Specialist Watchmakers (SWM)
Esta semana, Jean-Marc Pontroué anunciaba su despedida de Richemont al abandonar su puesto como consejero delegado de la histórica firma de relojería Panerai; unas semanas antes era Jérôme Lambert, consejero delegado de Maison Jaeger-LeCoultre quien anunciaba también su salida y, desde entonces, Richemont sigue ordenando su negocio.
“He sido una persona privilegiada y he disfrutado de cada día de mi viaje en Panerai. Sin embargo, después de veinticinco años en Richemont, mi tiempo en el grupo ha llegado a su fin”, afirmaba Jean-Marc Pontroué tras abandonar Panerai. Estos cambios han llevado a Richemont a tomar la decisión de una transformación de gran calado en el seno de su organización interna. La empresa, que opera oficialmente bajo la sociedad Compagnie Financière Richemont SA, se encuentra en pleno proceso de disolución de la división Specialist Watchmakers (SWM), especializada en los negocios de relojería de las marcas del grupo, a excepción de Cartier, debido a que la estructura había perdido relevancia en el grupo desde el pasado verano.
Hasta ahora, SWM era el paraguas bajo el que se controlaban firmas de prestigio como Vacheron Constantin, Jaeger-LeCoultre, IWC, Panerai o Piaget. Según han apuntado algunas fuentes cercanas al grupo, la renovada estrategia de Richemont consiste en aumentar la autonomía de las marcas de relojería y es, al mismo tiempo, una consecuencia de la cuestionada acogida de las iniciativas de Emmanuel Perrin, quien había optado por una reducción drástica de los puntos de venta independientes para impulsar las tiendas propias, una medida que ha impactado de forma relevante los canales de distribución de la relojería de Richemont.