La era de los relojes híbridos ha llegado a su punto
Desde los primeros orígenes en la medida del tiempo siempre ha existido una lucha en busca de la precisión, ya sea en relojes de sol, agua, arena, mecánica de precisión, automáticos, cuarzo, Kinetic, solar, etc. etc. Y la verdad es que casi se ha logrado. Mejor dicho, lo han logrado con los relojes atómicos. Estos ya se conectaron con móviles, ordena-dores, con relojes de pared, antesala, incluso con algunos de pulsera. En fin, que el devenir del tiempo sigue siendo fructífero. Ahí tenemos los últimos recién llegados que vinieron para quedarse: los smartwatches.
Y en todas estas, una vez más, nos preguntamos qué les está pasando a los relojeros suizos que vuelven a quedar descolocados como les pasó ya en la década de los 70, con la llegada del cuarzo,
En este tan polémico 2020 entramos en otra época, en otra era, en otra finalidad relojera. Lo de menos es que un reloj marque la hora. Ya se sabe que eso es exacto en cualquier reloj. No va a ser suficiente ser una marca famosa y estar amparada por grandes campañas de publicidad.
Se dice que el mercado necesita tiempo para madurar, y creo que la época de recogida de frutos maduros en la era de los relojes llamados conectados o híbridos ha llegado a su punto. O nos subimos al tren que ha llegado a la estación, se va sin nosotros.
Tenemos que dejar de pensar que vendrán grandes cambios; no, ya están aquí. Los jóvenes se adaptaron ya a los nuevos tiempos. Las preferencias han cambiado, los intereses son otros, ahora la salud, el deporte, en definitiva, la calidad de vida son lo que nos preocupa.
Y el reloj es una herramienta que nos va aportar soluciones además de dar la hora. Repito, entramos en una nueva era en el campo de la relojería. Y es ahora un español, Miguel Rodríguez, quien empieza a ser líder en este nuevo escenario.
Con la adquisición de Kronaby, no compró una marca más, ni un “ordenador”, si no el corazón de ese aparato… su software. Y ahora empieza esa nueva carrera. Sin perder la elegancia de un reloj, con la funcionalidad de esta pieza se le añade lo que es más útil y práctico de los relojes conectados. Es una pieza que va a aportar calidad de vida a quien sepa llevarla.
El sector detallista relojero debe estar contento porque, una vez más, alguien se haya acordado de que los relojes deben seguir vendiéndose en joyerías-relojerías y no en otro tipo de establecimientos. Y este alguien es español y se llama, repito, Miguel Rodríguez.