Abrimos debate entre el reloj como una funcionalidad o como un complemento de moda.
La semana pasada los relojes analógicos eran protagonistas de la noticia de la semana, ya que los colegios británicos anunciaban la retirada de estos relojes debido a que los niños y jóvenes no sabían leer las manecillas. A esto, nosotros nos preguntamos si la solución era retirar los relojes en lugar de enseñar a estas generaciones a leer la hora. Ahora, abrimos debate entre el reloj como una funcionalidad o como un complemento de moda.
Para ponernos en situación, el reloj es uno de los complementos con más historia, así es que desde coleccionistas, hasta amantes de la relojería, pasando por fashionistas, entienden que este accesorio es mucho más que un elemento que cumple con sus deberes. ¿Por qué si no Tag Heuer celebra el aniversario de su icónico reloj Monaco con varias ediciones limitadas? o ¿Por qué el Tank de Cartier sigue siendo todo un icono 100 años más tarde? O, mejor aún ¿Por qué las marcas relojeras que nacen en nuestra sociedad actual conquistan a las nuevas generaciones de una manera, a veces, inexplicable? Otro ejemplo cercano es el de Rafael Nadal, que jugó el último torneo de Roland Garros con un Richard Mille 21-03 y no precisamente por que necesitara saber que hora era mientras jugaba la final que le dio su undécimo trofeo, si no porque, como el mismo afirma, es el reloj “que le da suerte”.
Todo esto podría resumir que, dejando a un lado quienes sepan leer o no la hora, un reloj es mucho más que un reloj. En su época también se consideró un símbolo de estatus, personalidades lucieron estos complementos convirtiéndolos hoy en piezas únicas y especiales, poco a poco se alineó con las tendencias que dictaba la moda y, ahora, el reloj es un must incluso para aquellos que no entienden tanto de la industria, pero si de moda y de cuidar detalles.
Por otro lado, llegó la invasión de los smartwatches y algunos expertos relojeros, así como diferentes marcas, vivieron esa época con miedo, creyendo que quizás existiría alguna posibilidad de que estos relojes desembarcaran a los tradicionales. Hasta hoy, día en el que esa preocupación ha desaparecido y, aunque las nuevas generaciones vivan en un mundo “casi digital”, hay cosas que saben guardar su valor. Si no fuera así, el fin de los relojes analógicos, o no analógicos, ya hubiera llegado hace tiempo. Los smartwatches nunca tendrán la historia de un reloj y, aunque cumplan la función de dar la hora a todos sus usuarios, actualmente lleva el camino de convertirse en un accesorio de salud o en un accesorio para deportistas.
Así es que, independientemente de que los más jóvenes afirmen que no saben leer las manecillas de un reloj analógico, cualquier reloj es mucho más que un complemento que nos da la hora o nos dice que día es hoy; un reloj es un complemento de moda y, algunas marcas jóvenes nacen con esa filosofía. Esto no quiere decir que la calidad o el savoir faire de las mejores casas relojeras deban perder su tradición, si no que, en una sociedad en la que todo encuentra la manera de fusionarse, como la tienda física y la online, la larga y única historia se alía con las exigencias del presente.