“Hacemos piezas clásicas que evolucionan en otro objeto”.
“No way to mix, mix is the way”. Desde Madrid, las señas de identidad de Jane Bardot son la creatividad y la alta calidad que se transmite a través de joyas que son, al mismo tiempo, pequeñas esculturas que buscan que lo cotidiano nos vuelva a sorprender. Una nueva marca consciente y comprometida con su entorno en la que no existen reglas.
¿Qué es Jane Bardot y quién está detrás?
Cada vez estoy más convencida de que Jane Bardot ha sido ‘un encuentro inesperado’, alguien que se ha cruzado en mi vida para recordarme que es necesario cambiar, transformar y dejarse sorprender. Es una forma de expresarme y de salir de lo cotidiano.
En un momento como el actual en el que nos llegamos a angustiar pensando que todo está inventado y en el que la originalidad y la creatividad se han globalizado, hay que reivindicar el papel de la deconstrucción y del arte como camino para llegar a nuevos lugares. Jane Bardot es una forma de expresarme de forma natural a través de las joyas. Es un proyecto en el que he trabajado desde hace tiempo y que finalmente lancé el pasado año con el apoyo de mi socio, Diego Rivera. Además de nosotros, detrás hay un equipo de artesanos locales que nos ayudan con la producción, la fundición, el engaste o los acabados de alta joyería.
¿Tenéis raíces joyeras o cómo os iniciasteis en este sector?
Mis raíces son por un lado las Bellas Artes, especialmente diseño y escultura, y la industria de la moda, por influencia de mi madre que es una grandísima modista. Por otro lado, desde niña, siempre he sido muy impulsiva a la hora de crear piezas, bolsos, collares o broches para mí misma. Con el paso del tiempo, las ideas se fueron volviendo más complejas y empecé a relacionarme con distintos talleres para desarrollarlas. Entonces decidí formarme un poco más y estudiar joyería, para aprender el oficio, entender mejor el producto y el proceso de creación, con la meta de ofrecer un producto de calidad. Ese fue el camino para echar raíces joyeras.
Jane Bardot nace en pleno confinamiento… ¿por qué creísteis que este era el mejor momento para lanzar este proyecto?
La decisión estaba tomada antes del confinamiento, tenía tantas ganas de dar un giro profesional a mi vida y de centrarme en el diseño de joyas que la pandemia no pudo frenarme. Hubiera sido mucho más fácil arrancar el proyecto sin las restricciones que imponía el confinamiento, pero aunque hubiera caído un meteorito, era el momento. Ahora o nunca.
Rompéis todas las normas del sector, con pendientes que son anillos y anillos que son pendientes, por ejemplo; ¿por qué una marca con tanta creatividad? ¿Qué os inspira o qué os ha llevado a diseñar joyas de este estilo?
Porque no nos importan las normas y porque Jane Bardot es sinónimo de libertad de expresión. Mi principal fuente de inspiración es el reto personal de levantarse cada día con la necesidad de sorprenderse a una misma. Las colecciones que hemos sacado hasta el momento tienen en común un elemento, son piezas clásicas que han evolucionado para convertirse en otro objeto. Yo las veo como pequeñas esculturas que quieren dejar de ser vistas como siempre. Sin duda, mi formación artística y mi pasión por el mundo del arte tienen un fuerte peso emocional a la hora de diseñar joyas.
¿Qué otros detalles marcan la diferencia de Jane Bardot?
Como empresarios, como marca y como seres humanos estamos muy concienciados con el entorno. Cada día estudiamos la manera de ser un poquito más sostenibles. Por ejemplo, la paquetería genera un gran impacto en el medio ambiente. Nosotros asumimos internamente el pago de una cuota adicional y voluntaria por cada envío que va destinada íntegramente a proyectos que ayudan a compensar la huella de carbono. También nos afanamos por trabajar con talleres y proveedores de proximidad. Pero más que una diferencia es una obligación. Y en cuanto al producto, huimos del fast-fashion y apostamos por la atemporalidad, por la calidad y por la creatividad.
Con Jane Bardot queda claro que un nuevo público ha nacido… ¿Creéis que el sector joyero debe escuchar más lo que las nuevas generaciones necesitan?
El público lleva ahí muchos años demandando y generando productos diferentes. Cuando viajas, te das cuenta de que hay muchísima gente creativa, con gran talento, diseñando productos y formas de ver la vida muy distintas. Tokio, Los Ángeles, París, Palermo, son ciudades donde he visto cosas alucinantes. Las personas están ahí, rompiendo las reglas. Solo hay que escucharlas. Como diseñadora, mi objetivo es llegar a esas personas con las que me he ido cruzando en los viajes. Ese es mi gran sueño.
De momento sólo vendéis online, ¿no?; ¿Apostaréis también por el offline?; ¿algún plan de futuro que nos podáis adelantar?
En estos momentos estamos elaborando una nueva colección que nos gustaría lanzar muy pronto. Internet es una forma eficaz de vender en todo el planeta, sin embargo, no nos cerramos a nada. Nuestra idea es quizá en un futuro tener producto en concept store de algunos lugares significativos e importantes para nosotros. Pero aún falta mucho para que eso suceda, apenas llevamos unos meses en el mercado y el principal reto es hacer crecer la marca y, poco a poco, llegar a más personas que tengan ganas de dejarse sorprender.