La colección de joyas de Maria Antonieta, la reina de Francia que terminó en la guillotina, no se había visto en público en más de 200 años. Podíamos imaginarnos como hubieran sido las joyas de esta reina, pero son mucho mejor que todo lo que ha pasado por nuestra cabeza. Ahora, es posible conocer la colección y también adquirirla. Sobtheby`s Ginebra suabastará el próximo 12 de noviembre algunas de las piezas más valiosas, como un colgante con un diamante que sostiene una perla «de tamaño excepcional» con un valor estimado de entre uno y dos millones de dólares.
Christie’s vendió la tiara de la abuela del rey Juan Carlos por 344,750 libras (casi 395.000 euros). Ahora se anuncia otra gran subasta de joyas para el próximo otoño: Sotheby’s subastará en Ginebra un impresionante lote de joyas que pertenecieron a varias generaciones de la familia de Borbón y Parma, entre ellas algunas de la reina francesa Maria Antonieta.
Esta subasta ha sido anunciado como una de las más importantes hasta la fecha, ya que recorre varios siglos de la historia de Europa, desde el reinado de Luis XVI hasta la caída del imperio austrohúngaro. «Este conjunto de joyas ofrece una visión cautivadora de las vidas de sus propietarios hace cientos de años«, ha dicho la subdirectora de Sotheby’s Europa, Daniela Mascetti, en un comunicado en el que también advierte que esta colección refleja la “opulencia” del momento vivido.
En total son más de cien lotes los que se subastarán en la ciudad suiza el próximo 12 de noviembre e incluirá otras piezas testimonio de la relación de los Borbón y Parma con la dinastía de los Habsburgo, como una tiara de diamantes, creada por la prestigiosa joyería vienesa Köchert para la boda de la archiduquesa María Anna de Austria con Elías de Borbon, Duque de Parma en 1902; un broche que posee un rubí birmano al que se le estima un valor de 250.000 euros; o dos anillos, también de la citada archiduquesa, que curiosamente resultan casi idénticos a los anillos de compromiso de la duquesa de Cambridge y la princesa Eugenia de York. El primero con un zafiro de Sri Lanka (Ceilán durante la colonización británica) y el segundo con un peculiar diamante entre naranja y rosa.
200 años sin ver las joyas de Mariá Antonieta
Pero sin lugar a duda las joyas que han levantado más expectación son las que pertenecieron a la reina consorte de Francia, María Antonieta, ya que, según la casa de subastas, no se habían mostrado en público en más de 200 años. Cuando María Antonieta, el rey Luis XVI y su familia tuvieron que huir de Francia, estas joyas fueron enviadas a Bruselas donde reinaba su hermana María Cristina de Habsburgo-Lorena, Archiduquesa de Austria y dónde residía uno de sus hombres de confianza, el conde de Mercy Argenteau. Él mismo se encargó de enviar las joyas a Viena para que el emperador austríaco y sobrino de Maria Antonieta las mantuviera a salvo.
Tras la ejecución de los reyes Luis XVI y de María Antonieta en 1793, y la muerte de su hijo en cautividad, su hija quedó en libertad en 1795 y fue enviada a Austria dónde, a su llegada, se le entregaron las joyas de su madre, que más tarde heredaría su hija adoptiva Luisa de Francia y duquesa de Parma. Ésta las transfirió más tarde a su hijo Roberto I, el último duque de Parma antes que el ducado se anexara al reino de Italia.
Reconocida por la extravangacia y esplendor de su corte, María Antonieta tiene numerosos retratos en los que luce perlas, apreciadas por las familias reales de Europa en el siglo XVIII por su rareza. La colección que subastará Sotheby’s incluye un colgante con un diamante que sostiene una perla «de tamaño excepcional« con un valor estimado de entre uno y dos millones de dólares (entre 861.834 y 1.724.320 euros). También se subastará un collar compuesto por 331 perlas naturales.
Otro de los valores que tiene la colección es el propio que la ha otorgado la historia ya que uno de los pasajes más conocidos y que ha inspirado varias obras literarias sobre la mujer de Luis XVI es el llamado «asunto del collar», al que el propio Napelón se refirió como uno de los detonantes de la Revolución Francesa. Aunque no se trata de ninguna de las piezas que sale a subasta, lo cierto es que cualquier joya que haya pertenecido a la Reina que fue guillotinada en París en 1793 recuerda al escandalo político y social que tambaleó los cimientos de la monarquía francesa en el siglo XVIII.