Una estética que se sigue apreciando en diseños de hoy, como las nuevas incorporaciones de la serie limitada Vintage Rally de Frederique Constant.
Si hay algo que nunca falla en el sector relojero son los diseños vintage que, a día de hoy, se convierten en tendencia. Un estética que atrae a los amantes relojeros de siempre, pero también a las nuevas generaciones; y una estética que continúa siendo protagonista en las nuevas colecciones de las mejores marcas. En esta ocasión, es el caso de Frederique Constant, que en homenaje al legendario Austin-Healey, tres nuevos modelos enriquecen la tradición que celebra el reencuentro del automóvil y la relojería con la serie limitada Vintage Rally.
Se ha convertido en un ritual que los amantes de la casa ginebrina esperan con regularidad relojera: cada año, Frederique Constant ofrece nuevas versiones de su icónica colección Vintage Rally, la única diseñada por la casa para coleccionistas de bellos coches.
Esta colección se basa en una estrecha colaboración con Austin-Healey. Las dos marcas se fusionaron en 2004. Con 17 años de amistad relojera-deportiva en su haber, es una de las más afianzadas del sector, reflejando los vínculos indisolubles que mantienen las dos casas con un objetivo común: crear objetos contemporáneos basándose en la tradición, destinados a los amantes de la artesanía y la elegancia.
Tres versiones en las que se puede apreciar estos aires vintage, como por ejemplo en la edición vestida de verde, la más icónicas de todas y un clásico en el sector. Un modelo de contrastes, que vuelve a las raíces de uno de los colores más emblemáticos de los coches de rally, este «verde inglés» que ha revestido durante mucho tiempo los Austin-Healeys antiguos, ahora especialmente buscados por los coleccionistas.
Finalmente, la correa perforada ha recibido especial atención: en este modelo «verde inglés», se ofrece en piel marrón. Este color, que no se puede encontrar en ningún otro lugar del reloj, recuerda a la tapicería de los bellos coches de las décadas de 1940 a 1970, así como a los guantes con los que los » gentlemen drivers» hacían una escapada.