Llegamos a medir el “caché” de alguien en relación con el número de seguidores.
El mundo digital, que dejó a un lado a la publicidad tradicional, y sus herramientas fueron como un jarro de agua fría para muchos de nosotros, algunos tuvieron que buscar la manera de enfrentarse a algo totalmente desconocido, mientras que otros simplemente decidieron lanzarse a la aventura. Al final, se convirtieron en otra manera de comunicar donde la inmediatez y la rapidez eran los ingredientes más atractivos; todos queríamos estar ahí, hasta tal punto que las propias herramientas tuvieron la necesidad de cambiar sus normas. ¿Y ahora qué?.
Cualquier cosa que resulte novedosa llama la atención, y las redes sociales llegaron casi al mismo tiempo que las nuevas generaciones, la Millennial, la Z, la Y… No hubo tiempo para asimilar lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor, solo quedaba actuar y así, el nuevo consumidor y una nueva vía para comunicar y publicitar pasaron a formar parte de nuestras vidas. El auge de las redes sociales y su poder para viralizar imágenes de manera gratuita fueron el “quita sueño” de muchas marcas y empresas. Todos querían el “trending topic”, el podio, pero solo el mejor podía tenerlo.
”¿Qué marca es?, ¿tiene Instagram? Voy a ver cuántos seguidores tiene”… Y de las jóvenes generaciones o, lo que es lo mismo, el nuevo consumidor, a los influencers, bloggers y similares; el gran comedero de cabeza. Tal fue el boom que toda marca que quisiera triunfar o destacar necesitaba ciertas cosas que hasta entonces no había necesitado; ya no era cuestión de un producto “bonito”, si no que su presencia en redes sociales y una cara cono- cida eran la clave para ser la marca del momento. De esta manera, llegamos a medir el “caché” de alguien en relación con el número de seguidores.
Claro que la transformación digital ha favorecido al sector, ya que encontramos una manera rápida y sencilla de acercarnos al cliente, encontramos la inmediatez de enseñar algo novedoso antes que otros y encontramos la manera de exprimir al máximo la creatividad e imagi- nación. Y aquí llega la parte más importante del nuevo Instagram (la red social más utilizada por excelencia).
Un mini blog
La cantidad de personas y marcas que querían estar presentes en este nuevo mundo y “probar suerte” fue tal que la esencia de las redes sociales se perdía poco a poco. El contenido dejaba mucho que desear y se perdía la origina- lidad, los verdaderos influencers estaban al mismo nivel de seguidores que otras cuentas que los habían “comprado”, y las marcas nacían sin una filosofía. Así es que el mundo digital, concretamente Instagram, decidió cambiar su estrategia y, mientras la empresa se encarga de cerrar poco a poco aquellas cuentas falsas, el contenido es la base más importante. Instagram ya no es solo una foto bonita, al igual que las marcas ya no pueden ser solo un producto bonito: las redes sociales se alían con un storytelling, buscando la diferencia y la esencia de pertenecer a este mundo con el objetivo de contar algo, mientras que las marcas tienen que optar por la transparencia y la realidad.
El futuro que vuelve al pasado
Entre tanta saturación y falta de realidad, parece que el mundo ha vuelto a abrir los ojos y mientras Instagram opta por su comunicación más periodística, la prensa tradicional recupera su puesto. Así, como leen, estamos ante un cambio ya anunciado. Quizás la publicidad tradicional no cuente con esa inmediatez, pero es 100% real y puede quedarse en la retina de la misma manera que una foto en Instagram, incluso mejor, ya que la saturación de la que hablamos a veces impide fijarnos en todos los detalles, mientras que si leemos una revista o un periódico lo hacemos en un momento de relajación, en el que el tiempo no es un impedimento.
Ya lo dicen ciertos estudios, como la empresa del marketing tecnológico InfluencerDB que ha descubierto que las publicaciones no patrocinadas han bajado al 1,9% durante el primer trimestre del 2019, en comparación con el 4,5% de hace tres años. Las publicaciones pagadas están ahora en poco más del 2,4%, en comparación con el 4% anterior. Además, solo un 4% de los usuarios de redes sociales creen que lo que publican los influencers en sus cuentas de Instagram es real, según el estudio global Wave X de UM. La saturación publicitaria digital ha pasado factura, bienvenidos a la nueva era.
Y ya existen marcas que empiezan a entender este cambio y apuestan por él, como una empresa americana con una importante cantidad de seguidores y un engagement destacable, que decidía abandonar las redes sociales por completo para volver a acercarse a sus clientes de una manera más real, y para volver a crear su comunidad en las tiendas. Claro que esto suponía que la llegada de novedades o sorpresas no podían anunciarse de manera inmediata, pero no importaba: “queremos que lo social sea más sobre las pasiones y menos sobre “los me gusta”.
Otro caso es el de una marca extranjera que, no es que abandone las redes sociales ya que las sigue considerando un importante escaparate, si no que es consciente de todos estos cambios que están pasando, por lo que ha decidido unir el mundo digital con la prensa tradicional, apostando por publicidad en prensa y en paradas de autobús o de metro.
Y es que la razón de ser de un cambio viene producido por el impacto de las primeras veces, Instagram obtuvo en sus inicios un auge inexplicable, fue un boom al que todo el mundo cayó rendido y ahora que lo hemos dejado de apreciar con los mismos ojos, sentimos la necesidad de recurrir a esas viejas sensaciones que en su día nos hicieron también conectar.
Hemos reflejado infinidad de veces la necesidad de fusionar, en cuanto a tiendas se refiere, el mundo online y el offline. Ahora que estamos ante la nueva era ocurre lo mismo, la publicidad digital le da la mano a la publicidad tradicional y ambos se alían para anunciar así el regreso de algo que nunca nos ha dejado.