“Hay que avanzar, pero ahora mismo la joyería está en alza”.
Isabel Peña, joven, mujer sobradamente preparada y que ya presentamos en Contraste hace pocos meses, es la cuarta generación de la familia Peña, propietaria de una de las fábricas con más tradición de nuestro país, y ha fundado su propia marca, D’lujo, con tan solo 27 años. Su lanzamiento en Internet ha sido un éxito y ahora durante este 2021 el proyecto es posicionarla en la joyería física. Su visión sobre la joyería es muy interesante por lo que de fresca y sin contaminar tiene. Y, sobre todo, porque forma parte de la nueva generación de consumidores y mira con sus mismos ojos, compartiendo sus necesidades y gustos. Pablo Pérez ha charlado con ella tocando varios aspectos muy interesantes, especialmente la continuidad generacional en el sector, también con los desacuerdos que enriquecen.
Pablo Pérez. Encantado de poder hablar contigo, la verdad. Cuando supimos de tu marca vimos un aire de frescura y tradición que nos llamó mucho la atención. Sí que hay hoy en día muchas marcas digitales jóvenes, pero cuando las analizas, te das cuenta que no tienen esa profesionalización porque conocen el sector solo a pinceladas. Fue emocionante conocer quién estaba detrás de D’lujo y nos gusta lo que haces. La verdad es que mi padre también nos lo vendió muy bien. Quiero que me expliques un poco para que conozcan más de ti los lectores. No te lo tomes como una entrevista. Sencillamente has conocido a Pablo, el hijo de Pedro -todo el sector conoce a Grupo Duplex-, y que me hables, como amigo, cómo ves el sector, qué pensabas de él de pequeña, qué necesidades intuiste…
Isabel Peña. La verdad es que siempre me ha gustado todo lo relacionado con la moda. Y es verdad que de pequeña, cuando iba a la fábrica, no entendía ni la mitad de lo que se hacía… pero a mí me gustaban las piedras, todo lo que se relacionaba con el diseño, y yo quería hacer mi propia colección. Veía que la joyería estaba separada en dos partes, primero en lo clásico, piezas que muchas de las personas de mi edad no se podían permitir, y luego estaban las tiendas online, como tú has dicho, que venden piezas muy finas, para el día a día, y a mí me gustaba todo al completo. Pensaba que si yo, en mi armario, tengo unos vaqueros, un vestido para salir de fiesta, un chándal… ¿Por qué no podemos tenerlo todo? Porque a mí me gusta ponerme un día una pieza que digas, ¡guau!, es impresionante, y otras veces unas criollas simples con un chándal. Quería crear mi propia marca, una marca parecida a Zara, que hubiese de todo para todo el mundo, que pudieses elegir, te sintieses cómoda… Mira, hoy existen las joyerías de nivel alto, a la que solo entras si te lo puedes permitir, o vas a marcas más económicas. Lo que yo buscaba era que, cuando entrases a mi tienda, te sintieras única y que lo que te apeteciera, lo pudieras tener. Y creo que eso faltaba. Le dije a mi padre que deseaba entrar en ello…
P. P. Si no te importa, aquí es donde quiero ahondar, en cómo fue la conversación de una generación con otra, ese choque de pensamientos.
I. P. Pues le dije a mi padre que quería crear mi propia marca. El decirle eso a una persona que lleva tanto tiempo en joyería, tuvo una respuesta lógica, que eso es mucho trabajo, que te tienes que formar y terminar el colegio… Mi padre me puso una condición, si no estudiaba una carrera y si no me formaba, pues no iba a crear nada.
P. P. ¿De cuántos años estamos hablando de esa primera conversación?
I. P. Esta conversación fue hace cinco años.
P. P. Y lanzásteis la marca en octubre de 2020.
I. P. Sí. Me ha costado cinco años. convencerlo (sonríe). Y la verdad que lo entiendo, nuestras conversaciones y disparidad de pareceres eran necesarios.
P. P. Pregunta del millón. D’lujo, marca de joyas, ¿por facilidad o por convicción? Es decir, si tu familia no estuviera involucrada en el mundo de la joyería, ¿también te hubieras metido en ella?
I. P. El mundo de la joyería lo quería tocar segurísimo porque de pequeña ya me gustaba, colocarme todas las joyas de mi madre por casa… Lo que no quiere decir que me quede solo en ello, me encantaría seguir avanzando.
P. P. Te lo preguntaba porque hay mucha gente que se plantea en tiempos de crisis o cambios, como los que estamos viviendo, toda su existencia, el estar en el sector adecuado… ¿Confías en la joyería como un sector adecuado y de futuro?
I. P. Sí, hay que avanzar, pero sí, ahora mismo la joyería está en alza, creo yo.
P. P. Me gustaría saber tu opinión en un tema un poco candente. Supongo que por el negocio familiar conocerás las ferias en España, y sabrás que es uno de los sectores más fastidiados por motivo de la pandemia. ¿Cómo ves tú, a corto, medio y largo plazo, el futuro de las ferias?
I. P. Creo que hay que buscar otras alternativas. Casi todo el mundo ya está dando el salto a la página online, aunque es verdad que no es lo mismo ver una joya en una foto que en la realidad. Los clientes, cuando reciben mi producto, me dicen: ¡Qué belleza!. Cuando ves una joya de manera física te asombra mucho más que recibir otro tipo de producto. Creo que los showrooms pueden ser una alternativa, incluso agrupando diferentes sectores. Como evolucionamos las personas, también deberían hacerlo las ferias.
P. P. Te lo comentaba porque nosotros sabemos perfectamente que la joyería es difícil de fotografiar. Y aún fotografiándola con los mejores profesionales del mundo, la pieza llama mucho más la atención al natural que en foto. Y eso ya es un punto para las ferias, pero considero que estas no han de ser solo un lugar para hacer pedidos, sino donde desarrollemos el networking, donde la gente comparta sinergias. No hemos de vernos solo como una competencia, sino como patrones de un mismo barco remando en una sola dirección. Si el sector va bien, vamos bien todos. Por eso quería saber tu opinión, que creo me has dejado clara.
I. P. Sí, yo creo que hay que saber evolucionar, además con todo lo que nos ha enseñado la pandemia. Yo, la verdad, si alguna marca online tuviera un problema intentaría que trabajáramos juntos por resolverlo. Si su target es el mío, ¿por qué no nos juntamos todos para atraer al público y enseñarle lo que queremos?
P. P. Pues sí, porque hay amenazas que acontecen a todo el sector, por ejemplo calidades inadecuadas que repercuten en el prestigio de toda la joyería.
I. P. Sí, es verdad, muchas preguntas que recibo de mis clientes son dudas, les cuesta fiarse. ¿Seguro que son esos materiales? Tú respondes, pues claro. ¿Y si me pasa algo? ¿Se me irá el baño? Porque te explican que compraron online una joya y tuvieron problemas con ella. Y tienes que tranquilizar y dar seguridad.En redes sociales no hay tanta cercanía como en una tienda. Pero también es verdad que a través de Instagram puedes crear esa cercanía con las personas, que es lo que intento.
P. P. Me estás hablando en primera pesona. ¿Qué significa? ?¿Qué hablas directamente con las personas en Instagram?
I. P. Con todo el mundo. Te lo digo en serio, estoy en Instagram 24 horas. Contesto hasta a la una de la mañana. Al final, cuando tú vas a comprar, y más si es joyería, la gente la asocia con su vida y te cuenta cosas muy personales. Ahora mismo la gente tiene muchas historias. Instagram y las redes sociales te permiten crear esa cercanía.
P. P. Si tuviéramos que hacer un organigrama de tu tiempo en un día, ¿dirías que el 50% se lo dedicas a Instagram?
I. P. Decírtelo de verdad no sabría, pero creo que una de las semanas pasadas utilicé 11 horas Instagram. En un día.
P. P. ¿En un día? (asombro).
I. P. Sí, en un día. Era San Valentín y la gente estaba como loca haciendo pedidos, informándose… Y es que la gente al final no utilizan el correo, me preguntan por Instagram. Y si a las dos de la mañana veo un mensaje, me supera no poder contestarlo. Y es que tienes que hacerlo porque ahora mismo el comercio electrónico no tiene horas, no se cierra. Si la gente que me compra confía en mí, yo no puedo fallarles.
Entrevista completa en Contraste.